Poblaciones “indígenas” sometidas a trabajos forzados, disposiciones racistas y de excepción, códigos para indígenas, internamiento administrativo, responsabilidad colectiva… impuestos a los colonizados que, en su aplastante mayoría, no eran considerados como ciudadanos sino como “sujetos franceses” hasta la Liberación, deportaciones, ejecuciones sumarias y masacres, son otras tantas prácticas que han formado parte de la construcción y la defensa del imperio colonial francés. Las masacres de Thiaroye en Senegal (diciembre de 1944), las de Setif, Guelma y Jerrata en Argelia, que comienzan en mayo de 1945 y sus decenas de miles de muertos, así lo indican siniestramente.

Hace setenta años, en marzo de 1947, iniciaron la Guerra de Indochina y la insurrección malgache. El 1 de noviembre de 1954 comenzó un conflicto largo y sanguinario en Argelia. Entre 145 y 1962 Francia estuvo comprometida casi constantemente en operaciones militares coloniales que se saldaron con cerca de un millón de muertes. No olvidemos la guerra, ocultada durante tanto tiempo de Camerún (1955-1971) y la represión sangrienta de los militantes guadalupeños y kanaks.

Si la ley Tabira y las iniciativas de la sociedad civil han iniciado un reconocimiento social y político de la esclavitud y de la trata de negros, no ha ocurrido lo mismo con los crímenes cometidos antes o después de la Segunda Guerra Mundial. Esta situación es inaceptable porque a las masacres añade el ultraje a las víctimas, a sus descedientes y a sus allegados.

También exigimos a las más altas autoridades del Estado y a los candidatos a las elecciones presdeinciales que se pronuncien por la creación de un momerial de recuerdo a quienes fueron asesinados, la apertura de todos los archivos relativos a esos acontecimientos y el reconocimiento de los crímenes de guerra y crímenes de Estado.

Así se hará justicia con los herederos de la emigración colonial y poscolonial, y se podrán combatir las discriminaciones memoriales que les afectan. Tales actos permitirán a todos los franceses y francesas conocer mejor esta historia singular.

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