Hernán Mena Cifuentes
Un panorama de ruina y soledad ofrece hoy la dirigencia de la MUD al término de su corta vida y letal carrera criminal de 20 meses en el seno de la desacatada Asamblea Nacional, su cómplice en la fallida misión que EEUU le encargó a esos dos “sicarios” para dar muerte a la Revolución Bolivariana de Chávez, derrocando al Presidente Maduro, su hijo político y heredero de su legado libertario.
Al constatar el fracaso del “trabajo” que por encargo recibieron de su amo, los cobardes dirigentes de la MUD huyeron en desbandada dejando atrás una larga estela de violencia, destrucción y muerte, para refugiarse en los espacios de paz, armonía y vida que ofrece en el proceso electoral encabezado por el voto democrático que garantiza el Poder electoral del CNE, de cuya transparencia hasta ayer rechazaban y calumniaban.
Fueron cerca de 200 candidatos quienes horas de inscribirse para participar en los comicios del mes de octubre, declaraban que no lo harían, porque lo decretó la Constituyente cuya legalidad y legitimidad no reconocen, pero se retractaron por orden de EEUU y por el pánico de desaparecer del escenario político que les impediría en caso de recuperar el poder perdido, volver con su amo a sojuzgar y explotar al pueblo venezolano.
Demasiado tarde, porque, quienes ingenuos le siguieron terminando muchos como cómplices de sus crímenes, cegados por las engañosas ofertas del Capitalismo que es su amo y termina esclavizándolos, no perdonaron el engaño de los dirigentes de la MUD y la Asamblea Nacional, un poder del Estado y una organización política convertidos en dóciles vasallos del Imperio por esos asesinos que hoy se hallan inmersos en soledad y olvido.
Esa MUD que en inglés dice lo que es: mugre y suciedad donde se arrastran los gusanos como ellos, los apátridas golpistas que hoy se disfrazan de demócratas después de fallar en su fúltil y final intento de impedirle sufragar a un pueblo que desafiando lluvia, calor, frío y amenazas de muerte atravesó calles, ríos y montañas para depositar los 8.089.320 votos que el 30 de Julio le abrieron las puertas a la Asamblea Nacional Constituyente.
El proceso democrático convocado por Maduro el Presidente-Obrero el 1º de Mayo que le está devolviendo al pueblo venezolano la paz, la justicia y la seguridad que esa canalla les negó durante años.
¿A dónde fue a parar la altanería con que diciéndose investidos de la honra y dignidad de que carecen, anunciaban que jamás participarían en las elecciones organizadas por un ente que ha realizado más de una veintena de comicios considerados por mandatarios, organismos, observadores y testigos nacionales e internacionales como los más transparentes y democráticos del mundo?
¿Hasta donde alcanza su ignorancia que les lleva a pensar que un pueblo con la conciencia política y social que le inculcó Chávez pueda darle su voto borrando de su memoria el genocidio que impunemente perpetraron durante casi 2 décadas contra miles de sus hijos e hijas, crimen de lesa humanidad por el que serán juzgados en base a testimonios a ser presentados `por la Comisión de la Verdad?
¿O es que piensan que quedarán impunes, como sucedió durante más de 200 años con los delitos cometidos contra la salud del Estado venezolano por conspiradores como ellos desde los tiempos de la Primera República que Bolívar denunció en el Manifiesto de Cartagena diciendo que “a cada conspiración le sucedía un perdón, y cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar”.
O como ocurre hoy con los jerarcas de la Iglesia católica que desde la Conferencia Episcopal Venezolana y con otros sacerdotes subalternos que atentan contra la estabilidad del gobierno Bolivariano y legalidad y legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, como lo hacía según denuncia igualmente Bolívar en ese histórico documento diciendo que:
“La influencia eclesiástica tuvo, después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas y en la introducción de los enemigos del país, abusando sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra civil”.
Pero los tiempos han cambiado, ya que el pueblo venezolano de la mano de Chávez y Maduro aprendieron las lecciones que dejaron los errores del pasado denunciados por Bolívar, su maestro y guía al derrotar la conjura ordenada por EEUU a sus vasallos criollos y extranjeros con la magistral jugada estratégica realizada por el Presidente-Obrero el 1º de Mayo al convocar la Constituyente.
Abrieron por fin los ojos gracias a ella, quienes cegados por la MUD y los medios mercenarios despertaron a la realidad que dejó al desnudo la brutal guerra de Cuarta generación con sus componentes de guerra psicológica, política, económica, comercial, financiera y monetaria lanzada por esa caterva de vasallos imperiales contra el inédito y pacífico proyecto político e ideológico de Chávez.
Con su golpe de Estado continuado, su invasión de mercenarios colombianos, sus intentos de magnicidio, sus intentonas golpistas como La Salida organizada por Leopoldo López, María “Malinche” Machado y Antonio Ledezma, que con sus guarimbas, barrricadas y “guayas” asesinas dejaron como saldo 43 muertos, centenares de heridos y cuantiosos daños materiales.
Con las fracasadas “tomas” de Caracas y de Venezuela, las trancas, la violencia destrucción y muerte que dejaron las marchas asesinas disfrazadas de “pacíficas” que en los 121 días transcurridos entre el 1º de abril y el 30 de julio dejaron igual número de muertos, 29 quemados vivos, 9 de ellos fallecidos, en un fallido y desesperado final intento por derrocar a Nicolás Maduro.
Pero si esos criminales piensan que participando en las elecciones de octubre, la sangrienta estela de muerte, el dolor y luto que dejaron en las madres, padres hijos, hijas y demás familiares de los miles hombres, mujeres, ancianos y niños que asesinaron, quedó borrada, se equivocan, aunque no todos, ya que algunos han huido en desbanda, con orden de captura contra ellos, porque saben que, como dijo Horacio hace más de 2.000 años:
“La justicia, aunque anda cojeando, rara vez deja de alcanzar al criminal en su carrera”.
y los que no lo han hecho, no es porque no quieran, sino que se hallan atrapados y sin salida, porque las autoridades han emitido orden de prohibición de salida y otras medidas para impedir que escapen de la justicia que tarda pero llega como lo hace hoy después de haber sido burlada durante más de 2 siglos en Venezuela por conspiradores de oficio como esos de la MUD.
Los que pensaban seguir violándola con la “impunidad y el perdón a sus delitos contra el Estado, ¡Clemencia criminal!”, como Bolívar designó a ese crimen de lesa humanidad cuyos autores deberán pagar por ese genocidio, porque como dice el viejo y sabio refrán: “!el crimen no paga!” y es la cárcel y el basurero de la historia el destino que les espera.