Moscú: EEUU sanciona a Rusia para vengarse por su derrota en Siria

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Estados Unidos, con la imposición de nuevas sanciones contra el sector de la Defensa de Rusia, pretende vengarse de Moscú por su fracaso en el ataque con misiles que realizó el 14 de abril contra el Gobierno de Siria, ha asegurado este miércoles el Ministerio ruso de Defensa.

“Formalmente tratan de acusar a Rusia de haber violado la ley estadounidense que prohíbe cooperar militarmente con Irán, Corea del Norte y Siria, (…) En realidad, se trata del simple deseo de vengarse por el fracaso cosechado con el ataque con misiles contra Siria que EE.UU. emprendió el 14 de abril, junto al Reino Unido y Francia, violando el derecho internacional”, señala el documento de la Cancillería rusa, citado por la agencia local de noticias TASS.

El Gobierno estadounidense ha impuesto la jornada de hoy nuevas restricciones a la dirección de inteligencia militar extranjera del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa.

Las declaraciones de la Cartera rusa responden al hecho de que la lista de sanciones de Washington incluye el centro de entrenamiento de las fuerzas antiaéreas de Gátchino, la Academia Militar Mozhaiski, y el 183 Regimiento de Misiles de las Fuerzas Armadas rusas.

De ahí que el texto haya ironizado que dichas entidades entran en la lista negra de EE.UU., “tal vez, por haber entrenado e instruido bien a los soldados sirios de defensa antiaérea, que derribaron la mayoría de los misiles de los agresores occidentales”, señala el Gobierno ruso.

En este contexto, la nota subraya que Washington es incapaz de presionar a Rusia, ya sea económica o políticamente hablando, para que deje de proteger sus propios intereses o apoyar a sus socios, como es el caso de Siria.

El 14 de abril múltiples lugares en Siria fueron blanco de una serie de ataques lanzados por las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas, con el pretexto de un supuesto ataque con armas químicas, una semana antes, en la ciudad de Duma, el último bastión rebelde que en ese entonces quedaba en Guta Oriental. Washington acusó de ello al Gobierno sirio y sus aliados.

Sin embargo, Damasco rechazó toda implicación y los investigadores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) todavía no han confirmado el presunto incidente.

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