La película-basura cubana “El Rey de La Habana” resulta ser más española que cubana con la inestimable aportación del guionista, y también novelista, Pedro Juan Gutiérrez que vive en La Habana sin ningún problema y luego hablan de “falta de libertades”.

Demasiadas conceden.

En Cuba hay pobreza sí, pero con dignidad. Cuba es un país al que no se le permite desarrollarse porque hay que impedir a toda costa que exista un camino viable para los pueblos, distinto al capitalismo que sólo es viable para los ricos.

Y sin embargo con muy poco, y en condiciones de acoso y derribo del eterno enemigo externo, se han logrado allá tantas cosas… Cuba en los años 80 del siglo pasado alcanzó las más altas cotas de desarrollo de toda América Latina hasta que se derrumbó el campo socialista.

Los personajes que nos pintan en el filme no representan al pueblo cubano como el guionista desea inducirnos. Ni en Período Especial ni en Centro Habana (que conozco muy bien) hay, ni hubo, gente viviendo en cementerios, ni gente hablando constantemente de maricones, putas, pajas, pingas, de más pingas, de felaciones, ni gente que se limpia el culo y lanza el papel por la ventana hacia la vía pública.

Por supuesto sobre las dramáticas consecuencias del bloqueo de EE.UU., de la eterna agresión constante, de las difamaciones, no se dice ni pío, todo es culpa del comunismo (¿Cuál será el problema de,yo me pregunto, por ejemplo Haití?) Y no se dice porque Pedro Juan Gutiérrez, siempre fue un hijo de la gran puta, un proimperialista “progre” cubano.

Si estuviera en la mano de quien esto suscribe, Pedro Juan Gutiérrez, hace años que estaría picando piedra en un gulag. Siberiano a poder ser.

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