Los kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) apoyadas por el Pentágono llevaban seis meses de infructuosa ofensiva contra el Califato Islámico en los alrededores de la ciudad siria de Hadjin.

Es mucho tiempo como para pensar que los kurdos no son tan buenos soldados como los habían pintado tras la Batalla de Kobane.

Algo extraño está ocurriendo porque si se tratara de algún error por parte de los kurdos o de sus mandos estadounidenses, ha transcurrido tiempo suficiente para enmendarlo y corregirlo. En una guerra al tiempo siempre juega en contra de uno de los dos bandos.

Por cierto, hablando de errores… El jueves se produjo uno de ellos, calificado como “incidente”, precisamente en Hadjin, cuando dos aviones F-15 estadounidenses bombardearon a una formación kurda, matando a seis de ellos e hiriendo a unos quince.

Es uno de esos “errores”, una falta de coordinación entre el mando de las fuerzas estadeounidenses y las FDS.

Las consecuencia han sido lamentables. Las fuerzas kurdas han desertado en masa del frente de Hadjin, así que la ciudad no será liberada (al menos de momento), o sea, que seguirá bajo el control del Califato Islámico.

Como siempre que está por medio el Pentágono somos muy mal pensados y no creemos en tantos “errores”. Es cierto que Hadjin es otra demostración de que el imperialismo carece de dirección política en Siria.

También queda claro que, como en Irak, Estados Unidos no resuelven nada sino que crea nuevos problemas, que se añaden a los que ya había antes.

Pero hay otra manera de analizar lo que está ocurriendo: Washington no tiene prisa; no le interesa erradicar al yihadismo ni de Siria ni de Irak y mucho menos le interesa hacerlo rápidamente, porque si lo hicieran, ¿cómo iban a justificar su presencia militar en le región?

Veamos ahora las consecuencia de ello: tras el ataque el sábado pasado del Califato Islámico en Al-Bahrat, cerca del río Éufrates, en la provincia de Deir Ezzor, 130 familias sirias del campo de refugiados y ocho milicianos de las FDS fueron secuestrados por los terroristas.

El Califato Islámico tiene al menos 700 rehenes y todos los días ejecuta a algún preso. Enviaron una notificación oficial a los kurdos en la que les pedían la liberación de todos los yihadistas detenidos, un paso seguro a través de Irak y la recuperación de los territorios cercanos al Éufrates.

Si los kurdos (o sus jefes estadounidenses) ceden al chantaje, como ya han hecho en otras ocasiones, procederán a liberar a los yihadistas, con lo cual todo comenzará de nuevo (una y otra vez).

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