Artículo Original: Andrey Manchuk

El Parlamento de Ucrania ha apoyado la propuesta de Petro Poroshenko de levantar la moratoria de exportación de madera ucraniana. Representantes de las diferentes facciones parlamentarias mostraron unanimidad en la votación. Da igual qué conflictos existan entre las diferentes facciones que llegaron al poder tras Euromaidan, todos ellos recuerdan perfectamente que están juntos en este barco y pueden hundirse en él. Al fin y al cabo, una negativa del FMI o la UE a entregar los siguientes tramos de crédito a Ucrania supondría inmediatamente la bancarrota del Estado, que actualmente se encuentra en el mayor nivel de retrasos en los pagos de salarios de los últimos 16 años. La principal condición, prácticamente la única pendiente, para garantizar la llegada de los nuevos tramos de créditos era levantar esa moratoria que impedía la exportación de los bosques ucranianos, con lo que Bruselas ha chantajeado con ingenio al Gobierno ucraniano.

Para las empresas del sector de la madera en los países de la Unión Europea es muy ventajoso comprar la madera ucraniana, cuyos precios son muy bajos, mientras que, al mismo tiempo, mantienen sus tierras privadas, cuya tala implica costes y posibles reclamaciones y presiones por parte de organizaciones ecologistas. “Es una humillación escandalosa. Sin embargo, es típico de la política de la UE con los países que no son miembros de la unión. Me he dirigido al Gobierno federal para comprobar este asunto y confirman que consideran que es un paso correcto. Según los representantes de nuestro Gobierno, a cambio de los créditos, Ucrania se comprometió a anular la moratoria de exportación de madera y así lo ha hecho. El hecho de que supondrá consecuencias catastróficas para el medio ambiente no importa”, me explicó en una entrevista el diputado y miembro de Die Linke Andrej Hunko.

“Los socios europeos no tienen dudas. La maquinaria, las herramientas o los metales ucranianos no les interesan. No es que haya cuotas limitadas, ni siquiera hay programas de apoyo e integración. Pero en lo que respecta a materias primas, chatarra, productos agrícolas sin procesar, todo eso es muy popular. Ahora que Ucrania ha cedido en casi todo y se encuentra entre la espada y la pared, es el momento de volver a sacar temas que habían quedado pendientes. ¿Queréis un crédito para comprar gas natural? ¿Queréis el próximo tramo de ayuda macroeconómica? Entonces levantad la moratoria de exportación de madera”, comentó, en la misma línea, el ex primer ministro de Ucrania Sergey Arbuzov en un mensaje publicado en Facebook.

En este contexto, los diputados no dudaron en sacrificar los bosques ucranianos, que ahora podrán ser legalmente talados y exportados al extranjero, lo que aumentará significativamente la destrucción de los bosques de los Cárpatos y Polesia. Pero parece que todos eran perfectamente conscientes de sus actos. Si recientemente el Parlamento votó a favor de las iniciativas abiertamente antisociales del Gobierno sin preocuparse por la reacción de una población que lucha por sobrevivir, en esta ocasión se ha intentado camuflar la eliminación de la moratoria con manipulaciones: se ha votado junto a una enmienda sin sentido que pretende combatir el contrabando de madera como si en la Unión Europea necesitaran la madera ucraniana para hacer fuego. Es más, algunos miembros del Parlamento declararon fervientemente desde la tribuna que es necesario mantener la prohibición de exportación de madera y después, en una jugada del absurdo, votaron a favor de eliminarla.

¿Qué significa esta humillante capitulación ante los dictados extranjeros? Según la Agencia Estatal de Bosques de Ucrania, en el país se han talado en los últimos seis meses 14.400 metros cúbicos de madera, daños que ascienden a 85,5 millones de grivnas. En 2017 se taló alrededor de 43.800 metros cúbicos, lo que costó al Estado 200 millones. Hay que tener en cuenta que todo el mundo comprende que estas son solo las cifras oficiales, que no son más que la punta del iceberg de la tala ilegal y las estadísticas oficiales sobre las pérdidas causadas deliberadamente ocultan los daños para no horrorizar con ellos a los votantes. El volumen de deforestación ha sido tan grande en los últimos años que el precio de un metro cúbico ha caído de los 80 a los 60 o incluso 50 dólares.

Sin embargo, no hay duda de que, tras la eliminación de la moratoria, la destrucción de los bosques aumentará de forma significativa. Una parte importante de los Cárpatos puede convertirse en un futro próximo en un espacio vacío, como ya lo fuera, en los años antes de la guerra, tras la tala por parte del Imperio Austro-Húngaro y la República Polaca. Verificar esta realidad no es alarmismo, no hay más que observar las numerosas fotografías y vídeos que muestran los bosques en retirada en las montañas, visibles al ojo de cualquier observador.

“El calibre del desastre puede valorarse con las imágenes de las calvas en los montes a ojo de pájaro. Uno de los ejemplos es la vertiente sur de la montaña Popadya, en la frontera entre Transcarpatia y la región de Ivano-Frankivsk (donde la tala está estrictamente prohibida). En los tiempos pre-revolucionarios (antes de 2013), aquí el bosque era denso y ahora hay un enorme vacío. Las verdes montañas de los Cárpatos se están convirtiendo lentamente en un desierto. Según el diputado de la región de Transcarpatia Yuriy Gnep, si en un distrito de Transcarpatia antes se talaban 40.000 metros cúbicos, ahora se talan 100.000”, escribió el periodista Dmitry Mitskevich. Uno de los lugares más brutalmente talados se encuentra cerca de la residencia presidencial en Huta, región de Ivano-Frankivsk. La población local tala día y noche. A lo largo de las carreteras transitan, casi sin cesar, camiones llenos de madera (antes la madera se transportaba por el río, pero es más difícil y más caro). En la mitad de los pueblos hay pequeñas madereras que cortan la madera en tablas para que posteriormente sea transportada a los países vecinos: Eslovaquia, Hungría y Polonia.

Es evidente que la moratoria no solucionaba el problema de la necesidad de proteger los bosques, teniendo en cuenta la flagrante corrupción y el colapso de las instituciones del Estado. Los trenes de madera llegaban de contrabando a la Unión Europea con la connivencia de las autoridades locales y regionales. Y la tala ilegal estaba protegida por militantes de extrema derecha en colaboración con los elementos criminales locales. Ahora, sin embargo, la tala será legal, así que los residentes de estas regiones tendrán que ver cómo su honesto y transparente gobierno, en colaboración con sus eficientes dueños extranjeros les roba, ante sus ojos, los recursos naturales del país. A cambio de eso, recibirán más millones en créditos que se convertirán en deudas.

Mientras tanto, el Gobierno se dispone a gastar esos créditos en las elecciones, para poder así saquear el país durante varios años más. Y los residentes de Transcarpatia hacen su papel en esta comedia del absurdo participando en la tragicómica competición a la mejor tala, que recientemente organizaron las patrióticas autoridades. Pero esta habilidad ha dejado de ser útil, ya que sus hijos vivirán en una Ucrania completamente deforestada.

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