El no continuo del PSOE a Unidas Podemos (desde hace unas horas el enésimo a una propuesta programática-organizativa de UP) supone una verdadera tragedia para la izquierda institucional, esto es, para lo que se mueve electoralmente a la izquierda de los de Sánchez. Que Ferraz sostenga su negativa a un «pacto de progreso» no es siquiera una novedad, Felipe González huyó espantado a los brazos de Pujol (CiU) cuando la IU que dirigía Julio Anguita habló de programa. En el gobierno el programa es neo-con o no es, vino a decir la dirección del PSOE.
Lo que ocurre es que de este modo se desmorona la táctica, la estrategia, el discurso y las reflexiones teórico-prácticas de la izquierda que ha hecho del unidos a la socialdemocracia, una praxis de pragmatismo, un «algo se podrá hacer por la gente» dentro del marco capitalista que resulta, por otra parte, intocable por orden de los que tienen de verdad el poder. Y es todavía más trágico porque lo que queda es un frustrante qué hacer, que diría el ruso, si dicen una y otra vez que no, que prefieren elecciones, pactar con C´s o que gobierne el trifachito incluso.
Llegado este punto, podrían sacarse las masas a las calles a pedir que pactaran, pero no parece -y más en el mes de agosto- que sea una buena idea porque el poder de convocatoria ha mermado tanto que hay miedo-terror a un pinchazo masivo. Podrían votar sin más a Don Pedro y que haga y deshaga, solo para que no convoque elecciones que auguran más recorte en el número de diputados/as.
Sea la que sea la acción que decidan, todo indica que la revisión de cómo actuar y relacionarse con el PSOE, tendrá que dar un vuelco enorme. Más allá de pactos en municipios o comunidades autónomas, queda claro que no habrá acuerdos nacionales, ni siquiera en el caso de que UP sacara un diputado más que el PSOE, Entonces, ¿qué papel le queda a Unidas Podemos en esta opereta que llaman democracia y no lo es (¿era así la consigna?).