Fascismo y control total en los países de la Unión Europea.

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Juan Manuel Olarieta.— El pasado 21 de diciembre el gobierno francés creó por decreto el Servicio Nacional de Recolección de Datos de Viajes (SNDV), que registrará todos los viajes que realicen por los pasajeros sobre territorio galo.

Los pretextos son siempre los mismos: la seguridad del Estado y otros trucos parecidos; la realidad es que los países europeos están metidos de llenos en el fascismo, la represión y el control masivo.

El decreto encarga al SNDV la recopilación de los datos de cada viaje que se haga por cualquier medio de transporte: reservas, facturación y embarques tanto si es por avión como marítimo o terrestre, incluidas las tripulaciones.

La idea es trazar las rutas de los pasajeros. Inicialmente, con el PNR (“Passenger Name Record”, Registro de Identificación del Pasajero), era sólo el avión. “Ahora se está extendiendo al transporte marítimo y ferroviario”, explicó la dirección de la policía francesa.

El PNR se aprobó en 2016 a escala europea con el pretexto del terrorismo y los delitos graves (*), mientras que el SNDV se centrará en las personas que viajen por Francia y apoyará a los ministerios de Defensa, Interior, Aduanas y Transportes.

En Europa la vida de las personas ha acabado en manos de la policía. Cada vez hay menos servicios educativos y más entelequias represivas. Lo que se renuevan son los argumentos y, a medida que los viejos se desgastan, aparecen otros sacados de las primeras planas de la televisión, esos con los que los diputados se llenan la boca: terrorismo, inmigración, narcotráfico…

Basta con soportar un par de minutos el reciente debate electoral en Madrid para comprobar los estragos de la minipolítica, o sea, la manera en que los encantadores de serpientes mantienen entretenidos a otros bocazas como ellos con debates absolutamente irrelevantes, el alpiste que oculta las verdaderas medidas políticas, la política con mayúsculas. Es la mejor manera de que pase desapercibida.

El fascismo se inocula así en las venas, gota a gota, como en los hospitales. El siguiente paso también lo darán, mientras los partidos domesticados nos hacen mirar para otro lado. Nos obligarán a llevar el pasaporte en la mano para andar por la calle; o quizá nos estampen un código de barras en la frente para que la policía no nos almacene en un campo de internamiento “sólo para refugiados”.

Como vemos, el fascismo no es sólo ni principalmente Vox, ni ninguna “ultraderecha”, otro de esos cebos con los que mantienen divertido al personal posmoderno. El fascismo es la Unión Europea, el fascismo es el Estado francés, el fascismo es el control total y el fascismo es la vigilancia permanente.

Espero que, por más que insistan los oportunistas de siempre, no seamos tan idiotas como para creer que los refugiados son los demás y, sobre todo, no sigamos tragando con la ecuación que identifica al fascismo con la “ultraderecha”.

(*) https://ec.europa.eu/home-affairs/what-we-do/policies/police-cooperation/information-exchange/pnr_en

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