De acuerdo con la información facilitada el miércoles por el director del Centro ruso para la Reconciliación en Siria, Oleg Zhuravlev, 27 combatientes armados sirios se unieron al Ejército y, de momento, “se encuentran actualmente bajo la protección de las fuerzas del Gobierno sirio en Palmira”.
Efectivamente, prosiguió, los referidos combatientes terroristas lograron escapar el lunes de la región de Al-Tanf (sureste), ocupada por las fuerzas estadounidenses.
Zhuravlev informó que los terroristas entregaron decenas de armas, lanzagranadas y ametralladoras pesadas, “incluidas varias de fabricación occidental”.
En la misma línea, el responsable castrense ruso citó el testimonio ofrecido por dichos combatientes armados, que confesaron que recibían apoyo militar de Estados Unidos.
“Según el testimonio de los miembros de los grupos armados ilegales que se rindieron al Gobierno, los estadounidenses les proporcionaron camionetas y armas. Los instructores estadounidenses los capacitaron para llevar a cabo sabotajes en infraestructuras de petróleo, gas y transporte (de Siria)”, indicó el funcionario ruso.
Ya con anterioridad la llamada coalición que lidera EE.UU. en Siria había reconocido que proporcionaba entrenamiento a los terroristas en su base de Al-Tanf.
Tanto Moscú como Damasco reprochan a Washington el armar a las bandas terroristas, entre otros objetivos, para saquear las instalaciones petroleras y yacimientos propiedad del legítimo Gobierno sirio.
El Gobierno sirio siempre ha denunciado como ilegal la presencia de las fuerzas estadounidenses en su territorio, reiterando que estas tropas y los milicianos respaldados por Washington no solo han complicado la crisis en la que sigue sumido el país, sino que, de hecho, han obstaculizado toda solución a la misma al reforzar la dinámica de guerra mediante terceros.
