“En 2016 y 2017, la Corte Constitucional de Moldavia adoptó un fallo en el cual el estado de neutralidad no juega ningún papel. Está escrito que, si el Gobierno moldavo considera necesario que algunas fuerzas intervengan para resolver los problemas de seguridad, esto puede hacerse más allá del estatus de neutralidad. Existe tal decisión de la Corte Constitucional, está vigente, nadie la ha cancelado”, declaró Dodon.
Las palabras del exmandatario Ígor Dodon son contrarias a la postura oficial de Moldavia. A principios de octubre, el ministro de Relaciones Exteriores del país, Nicu Popescu, refrendó la posición de su nación y reiteró que no tienen intenciones de unirse a la OTAN, aunque reconoció que sí tienen interés en fortalecer la relación con el brazo armado de Occidente.
“Moldavia es un país neutral, pero la neutralidad no significa aislamiento; por el contrario, es necesario invertir en la defensa de nuestro país”, declaró Popescu, según información del portal Protv.md.
El canciller moldavo aclaró que su país “necesita continuar fortaleciendo” su alianza con la organización militar occidental, pues para sus ciudadanos “es importante sentirse protegidos”.
“Para ello necesitamos herramientas modernas para la defensa, tanto en la esfera militar como en la cibernética, la económica y la energética. Esto supone también la modernización de nuestro potencial de defensa acorde a los más altos estándares internacionales”, agregó Popescu.
El 4 de octubre pasado, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, declaró a los bromistas rusos Vovan y Lexus, pensando que estaba hablando por teléfono con el primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, su disposición de transferir a Kiev por varios años la sureña localidad de Giurgiulesti, ubicada en la frontera con Rumanía y Ucrania.
Días después, la Administración presidencial de Moldavia declaró que la grabación de video de la conversación entre Sandu y los comediantes rusos es apócrifa.
