Apoyar al fascismo y “defender” la democracia a la vez, práctica habitual de Pedro Sánchez

El presidente del gobierno español se erige como el gran defensor de la democracia, pero defiende a los fascistas en el mundo y tolera (incluso protege) a los del Estado español. Los ejemplos abundan por doquier. Al neonazi ucraniano (Zelenski) le apoya desde el principio, y las expresiones fascistas o franquistas (tanto monta, monta tanto) han contado en muchas ocasiones con la protección de las fuerzas de seguridad del Estado.