La lucha por la jornada normal de trabajo
Después de que el capital necesitara varios siglos para prolongar la jornada de trabajo hasta sus limites normales máximos, rebasándolos luego hasta llegar a las fronteras de la jornada natural de doce horas, con el nacimiento de la gran industria en el último tercio del siglo XVIII se desató un movimiento arrollador, desenfrenado y violento como una avalancha. Todas las limitaciones impuestas por las costumbres y la naturaleza, la edad y el sexo, el día y la noche saltaron en pedazos.
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