A pesar del silencio mediático en los países capitalistas, incluido el estado español, la situación de bancarrota social, política y económica de la potencia más criminal que haya parido la Historia, EEUU, es inocultable y las condiciones de vida del proletariado en dicho país cada día son más miserables e insostenibles.
Trump se impuso en las elecciones estadounidenses, donde prevalece el fraude, con el voto favorable del 31,59% de la población estadounidense en edad de votar, o lo que es lo mismo, sin el apoyo del 68,41% de dicha sociedad. Elecciones en las que el 36,66% de la población en edad de votar se abstuvo. Con lo que, muchos más estadounidenses decidieron no ir a votar, y abstenerse, que votar a Trump. Una radiografía de la enorme desafección política de la sociedad estadounidense.
Según la Alianza Norteamericana de Enfermedades Mentales (NAMI en inglés), 1 de cada 5 estadounidenses padece una enfermedad mental grave cada año (57,8 millones de personas), 1 de cada 6 jóvenes de entre 6 y 17 años sufre un trastorno de salud mental cada año (7,7 millones de jóvenes), el 50% de todas las enfermedades mentales a lo largo de la vida comienzan a los 14 años y el 75% a los 24 años, el suicidio es la segunda causa de muerte entre niños de 10 a 14 años y la tercera causa en la franja de 15 a 24 años. Estos datos, según dicho organismo estadounidense, es teniendo en consideración que solo el 47,2% de los adultos estadounidenses y el 50,6% de los jóvenes entre 6 y 17 años recibieron tratamiento.
La tasa de suicidios en EEUU, desde que se inició este siglo XXI no ha hecho más que subir, siendo únicamente superado por la etapa histórica del crack del 29 y la II Guerra Mundial.
Todas estas consecuencias que hemos citado de desafección política, de enajenación mental, por no hablar del problema de drogadicción que padece el pueblo estadounidense, evidencian una sociedad absolutamente alienada por un sistema económico criminal y un estado fascista y, por consiguiente, opuesto a cualquier atisbo de humanismo. Una base económica que es una máquina perfectamente engrasada de generación de desigualdad social, que en el mandato de Biden, esta desigualdad no solamente creció entre clases sociales sino también, dentro de la clase obrera, entre generaciones. En 2024, en EEUU el 10% más rico poseía el 71% de la riqueza del país y, el 50% más pobre únicamente poseía el 1% de la riqueza. Un país que tiene más de 50 millones de pobres de solemnidad, y 26 millones de personas sin seguro médico ni derecho a atención sanitaria alguna.
Al resultado social catastrófico del imperialismo estadounidense para con el proletariado en dicho país, hay que añadir la inviabilidad de esa base económica criminal, como lo atestigua que EEUU tiene una deuda externa, con entidades financieras y estados que no son los EEUU, de 37 billones de dólares, de los que 9,2 billones vencen antes del 31 de diciembre de 2025, unido a la deuda “no financiada”, o lo que es lo mismo cuyos acreedores son ciudadanos o entidades estadounidenses, que asciende a 104,6 billones de dólares. Una deuda no solo impagable, sino que acredita que EEUU es un estado económicamente en situación de quiebra, de default económico.
En este escenario, Trump, lejos de solventar absolutamente nada, viene a seguir profundizando este declive imperial, pretendiéndolo solventar con su “principio” de “la paz mediante la fuerza” – acuñado originariamente por el criminal Ronald Reagan – que, como bien señala el canciller cubano Bruno Rodríguez, “es una doctrina imperialista que intenta imponer el terror, el armamentismo y la desestabilización mundial como medida para intentar sostener la debacle hegemonista de EEUU”.
Trump lo que ha hecho desde que retornó a la presidencia estadounidense es agredir a la clase obrera, violar las propias leyes burguesas del estado estadounidense y del derecho internacional, saquear lo máximo posible a los pueblos del mundo y, como no podía ser de otra forma, hacer campos de exterminio, deportaciones, azuzar el racismo, apoyar la guerra imperialista y el genocidio contra el pueblo palestino, en definitiva, transitar por el único sitio que le queda a EEUU en su declive imperial, el fascismo.
Resulta que el hacer América grande otra vez (MAGA) de Trump es hacer campos de concentración para obreros inmigrantes custodiados por serpientes venenosas y caimanes – Alcatraz Alligator -, realizar deportaciones, incluso de ciudadanos estadounidenses, al campo de exterminio yanqui en el que Bukele ha convertido El Salvador, ajustarles cuentas a las universidades estadounidenses, provocar una fuga de conocimiento del país, recortar la plantilla federal de funcionarios públicos, recortando la capacidad de recaudación de impuestos, fundamentalmente a los ricos, tratar de liquidar la seguridad social y reducir la financiación médica, cuestiones todas estas que ya han tenido un efecto importante, la salida de un gran número de científicos de EEUU hacia Europa, fundamentalmente.
El fascismo de Trump es un poder con pies de barro. A nivel interno la política de Trump se ha erosionado de manera notable, por un lado, la clase obrera – y sobre todo su sector latino sobre el que pende la amenaza de la deportación – en los diferentes estados se moviliza en contra del autoritarismo de Trump, así como contra su política belicista, sus deportaciones y una depauperación aun mayor de las condiciones de vida del proletariado, que unido a una sanidad aún peor para la mayoría, hacen que se sucedan brotes de enfermedades que pensábamos desaparecidas como, por ejemplo, el sarampión que se llevan por delante la vida de centenas de miles de obreros estadounidenses. En términos económicos, el crecimiento del PIB en el primer trimestre se contrajo, se evaporaron miles de millones de dólares de empresas estadounidenses como consecuencia de la política de aranceles, que los grandes capitalistas de EEUU obligaron a demorar, cuando no revertir, dicha política económica que lastraba los intereses de sus propios monopolios. A todo ello hay que añadirle la deuda que mencionábamos anteriormente, la necesidad de una reestructuración o refinanciación de la deuda a corto plazo, en un estado que, en términos fiscales, recauda menos como consecuencia de las políticas impositivas de Trump de rebajar los impuestos, fundamentalmente, a los más ricos que ya de por sí pagaban pocos impuestos, que conducen inexorablemente al proletariado estadounidense a la confrontación abierta con el estado si quiere subsistir.
A tenor de todo ello, el Pleno del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español resuelve:
- Trasladar nuestro internacionalismo proletario y apoyo a la clase obrera en Norteamérica y a las movilizaciones que está desarrollando contra el fascista Trump y sus políticas reaccionarias. Unas movilizaciones donde cada vez hay más banderas rojas y hoces y martillos en un estado que lleva un siglo sembrando el anticomunismo.
- Trasladar nuestro apoyo y solidaridad internacional al movimiento comunista estadounidense, a su unidad, condición necesaria para que el proletariado en Norteamérica pueda cumplir con su misión histórica: Derrocar el estado imperialista estadounidense, abolir el capitalismo y construir un estado socialista que otorgue todo el poder al proletariado y desarrolle el socialismo.
- EEUU es el mayor enemigo que la humanidad tiene hoy y, consecuentemente, hacemos un llamamiento al proletariado en nuestro país a combatirlo así como combatir a las marionetas imperialistas que esta potencia tiene en el estado español, y sus alianzas criminales, empezando por la salida del estado español de la organización criminal OTAN y combatiendo sin cuartel al fascismo – que EEUU fortalece a nivel planetario – y trabajando por la organización revolucionaria del pueblo para abolir el capitalismo en el estado español.
Madrid, a 12 de julio de 2025
III PLENO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)