En esta crisis política, social y económica acentuada por la crisis del coronavirus, en las múltiples intervenciones parlamentarias estamos viendo cómo la derecha del Estado fascista (Partido Popular, Ciudadanos y VOX) acusan continuamente al gobierno de «socialcomunismo, chavismo y castrismo», apoyándose para ello en la profecía autocumplida del Terror Rojo que el propio discurso hegemónico burgués lleva construyendo e inventando durante décadas.
Como ya hemos señalado en más de un comunicado, parece mentira que el comunismo como máxima aspiración del ser humano «se haya superado» una vez caído el telón de acero, en palabras de los propios mercenarios de este sistema social y económico criminal. Si esto fuera así, ¿por qué se empeñan los fascistas en ver comunismo donde no lo hay? Por una sencilla razón: es de imperiosa necesidad implantar el miedo al marxismo, evitar la adquisición de conciencia de clase y con ello el golpe final al capitalismo. Porque el comunismo es hacia donde gira la rueda de la historia. Además, en este juego participa también de forma gustosa la izquierda del fascismo, PSOE y Unidas Podemos, echando balones fuera y sin aclarar si se identifican con el comunismo o no, porque saben que si dicen la verdad la poca credibilidad que el PCE tiene se verá más que mermada.
Particularmente, tenemos que escuchar a Yolanda Díaz, «la ministra comunista», en Radio Nacional de España diciendo sobre Amancio Ortega por no haberse acogido todavía a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo lo siguiente:
«Yo, como además soy gallega y soy usuaria de las tiendas de Zara he dicho siempre, ya en el mes pasado lo hemos conocido, creo que, claro que sí, es un ejemplo para las restantes empresas.»
Sin embargo, el 23 de mayo del 2019, desde su cuenta personal de Twitter, la actual Ministra de Trabajo adjuntaba una noticia que explicaba por qué razón la sociedad debería de rechazar las donaciones de Amancio Ortega:
Desde luego, los halagos a Amancio Ortega en ningún momento fueron echados en cara por la derecha del sistema, ni mucho menos. Tampoco fueron reprochados los 112.500 millones de euros adjudicados a las empresas mediante Real decreto-ley, que permitirán además que los bancos hagan su negocio particular adjudicando los créditos con elementos adicionales como seguros de vida obligatorios. La mentira del «hemos prohibido los despidos» cuando realmente lo único que han hecho ha sido encarecerlos levemente sólo merece un par de tirones de oreja de cuatro parlamentarios, cuando lo que realmente representa es una estocada contra la clase obrera. Y, por supuesto, ya ni siquiera se habla de la derogación las reformas laborales del PP (prometida durante campaña electoral por UP) y PSOE (nunca puesta por encima de la mesa por ninguno de los actuales ministros).
Y es que por mucho pecho que saque el «gobierno más progresista de la historia» ante la población, lo cierto es que en materia económica defienden lo mismo que la reacción, lo mismo que el fascismo: el capitalismo monopolista de Estado. Así se entiende que en la Sesión de Control al gobierno celebrada el 15 de abril de 2020, desde Pedro Sánchez hasta Pablo Iglesias, pasando por Yolanda Díaz, tendiesen la mano para los nuevos Pactos de la Moncloa a los herederos de Franco, a la organización fundada por el fascista Manuel Fraga Iribarne, al Partido Popular. ¡Será entonces que el PP ha caído también bajo las garras del «socialcomunismo»!
Desde la farsa burguesa del 15-M, el oportunismo ha pasado de gritar «PSOE y PP la misma mierda es» a servirle el PSOE como compañero de gobierno y, finalmente, se hace ahora imperiosa la necesidad de pactar con el PP, con «el partido más corrupto de Europa» en boca de Pablo Iglesias. Las líneas rojas que en 2014 parecían estar perfectamente delimitadas se han ido difuminado con el tiempo, puesto que con el paso de los años se ha ido demostrando la inviabilidad del capitalismo y su profunda crisis estructural. Esto destapa que la «pluralidad» de ideologías y partidos en los parlamentos burgueses es una farsa, una quimera. Todos obedecen al mismo amo, al imperialismo.
El oportunismo no ha cambiado de parecer en los tiempos actuales. Más de cien años atrás, V. I. Lenin escribía lo siguiente en «El Estado y la Revolución»:
«(…) el oportunismo imperante hoy educa en el partido obrero a los representantes de los obreros mejor pagados, que se apartan de las masas y se “arreglan” pasablemente bajo el capitalismo, vendiendo por un plato de lentejas su derecho de primogenitura, es decir, renunciando al papel de jefes revolucionarios del pueblo contra la burguesía.»
Yolanda Díaz, por tanto, no es más que otra cachorra del Estado, otra boca agradecida, otra que entre sus palabras y sus actos hay un plato de lentejas de distancia, parafraseando al camarada Lenin.
Basta ya de crímenes contra la clase obrera. Basta ya de mentiras mientras los bolsillos de la clase parásita burguesa se llenan hasta quebrar. Es el pueblo quien debe elegir su destino. Si los trabajadores y los campesinos creamos toda la riqueza y hoy más que nunca está de manifiesto que así es, somos nosotros quienes debemos conformar cada ápice del Estado. De ahí la necesidad del Frente Único del Pueblo, de organizarnos contra el sistema capitalista y sus lacayos que no hacen otra cosa que empobrecernos y llevarnos a la miseria.
¡Fuera el oportunismo del movimiento obrero!
Secretaría de Agitación y Propaganda del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)