En abril de 2017, nos felicitamos y felicitamos a la Rectora de la Universidad de Granada (UGR), Pilar Aranda, por la cancelación ―gracias a su intervención directa― de los cursos de religión católica, ofrecidos por la Escuela Internacional de Posgrado, destinados a la preparación y habilitación (mediante la ‘DECA’, Declaración Eclesiástica de Competencia Académica) de profesores de religión en la escuela, es decir, de la asignatura con la que se adoctrina a los niños y niñas en los centros escolares.
La cancelación parecía definitiva pero, poco después, nos encontramos con la ingrata sorpresa de que los mismos cursos se seguían ofreciendo como títulos ofertados por la “Fundación General UGR-Empresa”. Al inquirir a la Rectora nos explicó que esa Fundación quedaba fuera de su ámbito de actuación.
La Fundación desapareció y, ahora, idénticos cursos han vuelto a cambiar de ubicación, de modo que en la actualidad los ofrece ¡el Centro Mediterráneo!, que está bajo el amparo del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Patrimonio de la Universidad de Granada.
Antes de continuar, aclaremos que se trata de 4 cursos con 60 horas de clases cada uno (ahora online por la Covid-19); 240 horas en total, de contenido confesional católico, más elementos didácticos para lograr un adoctrinamiento infantil más eficaz. (Véase, por ejemplo, el curso “DECA I. El mensaje cristiano” aquí: https://cemed.ugr.es/curso/21on11/). No sorprende el confesionalismo y afán adoctrinador de los cursos si tenemos en cuenta sus objetivos: que los alumnos/as obtengan la “Declaración Eclesiástica de Competencia Académica” (DECA) exigida por la Conferencia Episcopal Española para impartir religión en los centros escolares.
Sí sorprende que acoja estos cursos el Centro Mediterráneo, que desarrolla múltiples actividades en distintas localidades de la provincia de Granada y en las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. Es un Centro de prestigio, que presume de “Programas actualizados y rigor formativo”, y de que “Nuestros cursos cuentan con una amplia programación basada en criterios de calidad, variedad, actualidad, novedad y rigor científico”. También asegura que “Nuestros cursos buscan acercar a su alumnado a los resultados de las investigaciones y a los métodos novedosos que se están aplicando en los grupos de investigación de la Universidad de Granada”. Sin embargo, ¿puede creer alguien que los cursos doctrinales de la DECA se ajustan a estos criterios y exigencias?
La Facultad de Ciencias de la Educación de la UGR, y su Departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales, quedan asimismo desacreditados desde el punto de vista científico y el del respeto a la aconfesionalidad estatal y a la misma educación infantil.
Y con ellos, en definitiva, se desacredita la UGR en su conjunto. Es inadmisible que la UGR siga impartiendo, de una manera o de otra, estos cursos doctrinales, que atentan gravemente contra la aconfesionalidad exigida a esta institución pública.
En aquella reunión de 2017 con la Rectora entendimos que coincidía con nosotros en que estos cursos no deben ofrecerse con el marchamo de la UGR. Por otro lado, parece evidente que, a diferencia de la Fundación General UGR-Empresa, el Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Patrimonio de la Universidad de Granada sí entra en el ámbito de actuación y responsabilidad de la Rectora y de otras autoridades académicas. Por tanto, esperamos de estas autoridades, y en particular de la Rectora, que actúen ahora de una manera inequívoca. Recordamos que no es ético favorecer salidas laborales de los estudiantes a cualquier coste, y en este caso el precio que se paga es la aconfesionalidad de la UGR (e incluso su prestigio científico) y el respeto a los derechos fundamentales de los niños y niñas (según el artículo 14.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, todos los niños y niñas tienen derecho a “la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”).
Desde UNI Laica-Granada pedimos (aún más, dada la gravedad de los hechos, exigimos) que estos cursos confesionales, u otros equivalentes, dejen de ofrecerse definitivamente, a través de cualquier vía, en la Universidad de Granada.
UNI Laica ha trasladado estas quejas y peticiones, además de a la Rectora, al Defensor Universitario, al Director del Centro Mediterráneo y al Decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UGR.
En Granada, a 24 de enero de 2021