Las escenas de destrucción siguen dominando el paisaje de la ciudad iraquí de Mosul, que permaneció bajo el control del Estado Islámico desde junio de 2014 hasta julio de 2017. En la actualidad, los residentes siguen sufriendo la falta de apoyo gubernamental y la lentitud de los trabajos de reconstrucción, especialmente en la Ciudad Vieja, a la que los vecinos aún no pueden regresar. Los combates más intensos tuvieron lugar precisamente en la Ciudad Vieja, dejando muchos edificios reducidos a escombros, entre ellos antiguas iglesias cristianas y monasterios.