Alfonso Velázquez.— El movimiento sindical fue brutalmente golpeado por las políticas neoliberales durante los últimos 33 años, producto de la extrema flexibilización en la contratación, el raponazo a conquistas históricas conseguidas en arduas batallas desde el comienzo del capitalismo.
En el caso de Colombia, debido a la tercerización laboral, la flexibilidad en la contratación y la disminución de los factores que hacían parte de los promedios salariales, el movimiento sindical es extremadamente frágil; debilitados por su fragmentación, la doble, triple afiliación, la multiplicidad de negociaciones y un largo etcétera, representa apenas un 3.8% (cerca de 1.000.000 de afiliados) sobre la Población Económicamente Activa, PEA, (23.000.000 de personas) y apenas 1.4% sobre la Población en Edad de Trabajar, PET.
El sindicalismo, además de su debilidad, está muy fragmentado (11 centrales sindicales, 234 federaciones y unos 12 mil sindicatos) y cada grupo obedece a unos liderazgos que no han logrado credibilidad. Las denominadas centrales más representativas (CTC, CGT y CUT) se encuentran divididas frente al gobierno, más por sus luchas intestinas que por las reformas.
Han cambiado de dirección con mucha resistencia a su interior, es el caso de la CTC y la CGT, y en el caso de la CUT, en medio de unas elecciones que, exceptuando el magisterio, ha sido vergonzoso el ejercicio en los demás sindicatos: a) La participación muy débil, b) no votan los afiliados, pero los tarjetones los llenan los directivos y funcionarios (fraude), c) no se acatan las directrices de los órganos de control, y d) no hay herramientas que ayuden en la transparencia del ejercicio, etc.
Sistema biométrico
Las direcciones habían acordado ir a elección con el sistema electrónico biométrico, sin embargo, en un espurio congreso extraordinario reciente cambiaron las reglas sobre el tiempo. Estaba cantado que primaría la triquiñuela en los sectores industriales y estatales distintos a Fecode, poniendo en riesgo la legitimidad del proyecto CUT.
Ahora, sobre lo mal andado se viene el Congreso ordinario que debe centrarse en los temas organizativos, políticos e ideológicos para superar a futuro todas las malas manías promovidas por algunos sectores, más que por otros, si deseamos corregir para tener una herramienta más certera en la defensa de los derechos de los y las afiliadas.
Cómo incluir a los sindicatos pequeños y sus liderazgos, cómo hablarle el sindicalismo a la sociedad, cómo ser una organización más incluyente (vinculación de más mujeres y jóvenes), cómo establecer unas representaciones (en cajas de compensación, SENA, FNA) con un máximo de períodos y vinculando representantes de organizaciones afiliadas diversas, y que sea obligatoria la entrega de informes y cuentas del papel, establecer un máximo de períodos en las direcciones, promover la renovación y otros asuntos de urgencia que hay que abocar de manera unitaria y en un debate tranquilo al igual que la política internacional de las centrales.