Aportación crítica al Manifiesto de la Confluencia Comunista

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Alonso Gallardo Florencio.— Recientemente en el Diario Octubre, según manifiestan militantes de distintas tendencias políticas, hicieron público un Manifiesto para la Confluencia Comunista: Transformar la crisis capitalista y la guerra imperialista en revolución socialista… de la cual, se agradece el tono, la disponibilidad y en especial la definición clara y rotunda de la oligarquía yanqui como principal enemigo de los pueblos del planeta, de la crítica a la teoría piramidal imperialista del revisionismo metafísico y del apoyo al frente común multipolar internacional de unidad de los pueblos. Pero al tiempo observo errores que ya advertí en De como el PCPE y CNC haciendo siempre lo mismo pretenden resultados diferentes y seguir sin decir nada nuevo sobre la táctica, programa, alianzas o el Estado, parte fundamental de la línea política de masas para fortalecer la unidad comunista; que es lo que pretendo con esta nota.

 

El lenguaje también define conceptos e ideología, por eso lo mejor es no dar por verdad nunca una interpretación empírica negativa a una realidad necesaria como el trabajo, que siempre peyorizamos su función “…y de la asalarización forzosa y cada día más degradada” la cual como crítica a las condiciones del trabajador bajo el capitalismo está bien, pero el trabajo bajo el socialismo sigue siendo duro y bajo la lucha de clases, por eso tenemos que dignificar el trabajo como una obligación y un derecho, criticando las condiciones bajo el capitalismo de explotación sin derechos.

El marxismo occidental posStalin mecanicista y metafísico, por costumbre habla del todo por la clase obrera la cual representa, pero sin la clase obrera: “…todo proceso encaminado a la unidad comunista tiene como último valedor al Pueblo Trabajador. sin él, no hay proceso de unidad que pueda triunfar…” pero si no se concreta el donde y cómo, que es lo que define una línea política de masas, se da un único valor al partido que la sustituye. Lenin siempre tuvo claro la prioridad de la lucha económica elevándola a la política, por ser lo que más duele al burgués en los centros de trabajo y sectores de producción y por extensión allí donde vivimos y estudiamos; priorizando el trabajo en los sindicatos para lograr la hegemonía captando a lo más avanzado, porque lo que no existe es la revolución sin la clase obrera organizada en partido y sindicato. Gramsci lo entendió muy bien, cuando explicó el fracaso de la táctica insurreccional en el resto Europa ante el triunfo de la revolución rusa, por el trabajo social desarrollado de hegemonía cultural por las estructuras del Estado burgués, bajo la dictadura democrática del capital.

La necesidad de la unidad en la actualidad es imperiosa y se necesita voluntad, pero sin caer en el voluntarismo y dejando en gris los problemas que nos dividen: “…nuestra iniciativa, que es a la vez plural, diversa y unitaria, sitúa un precedente diferente en la forma de entender las relaciones entre comunistas”. A lo primero decir que una cosa es la pluralidad y diversidad que forman parte natural de las cosas -al ser todas plurales y diversas- y de ahí el funcionar bajo el centralismo democrático y otra cosa, es la división y confrontación de líneas políticas e ideológicas de clases antagónicas, que obliga a quien las defienda a tener presencia propia, por ejemplo Lenin marcando la ruptura por el apoyo de la socialdemocracia a la guerra imperialista, pero cuando son diferencias sobre la realidad y propuestas a desarrollar, disciplinadamente debemos asumir el centralismo democrático dando la validez a la posición mayoritaria, por eso muchos entendemos la actual división como sectaria.

Tampoco es nuevo, aunque si como teoría revisionista posmoderna, asumida por amplios sectores comunistas en España a partir de los años setenta, la visión que se tiene del estado español “…en la comprensión de la totalidad de los elementos que determinan la complejidad del marco de la lucha de clases en cada una de nuestras naciones y pueblos, en el contexto del Estado Español como superestructura imperialista de opresión de pueblos y naciones que el capitalismo español ha construido como instrumento de su dictadura de clase y de sus violencias”. Esta idea, introducida por el posmarxismo en Europa a partir de los años sesenta, fue adoptada por la mayoría de grupos comunistas surgidos de la ruptura del movimiento comunista internacional. En la España autárquica y dictatorial, se introduce a partir de la victoria de la reforma política defendida por eurocomunistas y socialdemócratas, sobre los rupturistas con el estado franquista ya avanzado los años setenta. Pero hasta ese momento de la derrota ideológica y política, ninguno de los partidos marxistas leninistas españoles escindidos al reflujo de la ruptura internacional y de la revolución cultural china, partían de tesis revisionistas identitarias de las nuevas identidades de sujetos revolucionarios, entorno al nacionalismo, feminismo, ecologismo y ahora géneros y menos una España plurinacional, base política e ideológica del nacionalismo que reinterpreta la lucha de clases desde la opresión nacional. Tesis nacionalista asumida por la oligarquía neoliberal para dividir al pueblo y esquilmar los bienes públicos para su beneficio, nada que ver con los intereses de los pueblos en general.

La asunción del derecho a la libre autodeterminación de las comunidades españolas que tienen una connotación cultural histórica diferenciada de otras regiones, en absoluto tiene nada que ver con las características de opresión económica y del desarrollo desigual de la política colonial, más allá que el franquismo reprimiese la cultura popular donde se dieran diferencias y más, siendo como fueron las favorecidas económicamente y lo muestra que Manuel Fraga, Jordi Pujol, Ardanza o Aznar en la intimidad, representantes políticos de la oligarquía española lo hablasen públicamente. “Más allá de una cuestión de principios para cualquier comunista, se constituye en una exigencia sine qua non para superar la realidad de opresión nacional impuesta por la constitución burguesa, monárquica y españolista del 78, que fue diseñada por la oligarquía franquista,…” Lo dice el historiador serio documentado y no ideologizado por el fascismo, que la oligarquía que forjó la dictadura franquista no tenía ningún formato regional y de ahí, que toda la gran burguesía española con implantación en las distintas regiones, acumularan beneficios mediante la superexplotación de la clase obrera en más de cuarenta años de dictadura y de esclavización de centenares de miles de prisioneros republicanos usados en la reconstrucción e industrialización de España, de la expropiación de las propiedades de los republicanos y la expulsión de sus tierras de pequeños campesinos y aparceros, y así se formó la actual oligarquía liberal paridora de Fraga, Pujol, Ardanza, Felipe Glez. o régimen del 78.

Lo nuevo de aportación para la unidad comunista y de todo para la clase obrera, vendría de conocer a fondo la historia del siglo XIX y XX de España, del nacimiento y conformación esencialmente en el siglo XX de la clase obrera española, que tras la derrotas militar del 1936 y la del nazismo en el 1945, la explotación, miseria y hambre bajo la que vivían, forzó la migración de millones de trabajadores y pequeños campesinos bajo la dictadura franquista a las zonas de desarrollo, dejando la España como hoy la conocemos vaciada, y esto lo dicen sociólogos y el Instituto Nacional de Estadística, que nada tiene que ver con las visiones ideologizadas que nos cuentan del contubernio familiar de reinos absolutistas en la península Ibérica, en confabulación con los únicos que sabían leer, escribir y hablar latín: la iglesia católica romana que queda intacta después de la disolución del imperio romano en el siglo V, siguiendo en toda Europa como religión oficial.

Todavía migramos al Arco Atlántico de desarrollo concentrado entorno la infraestructura de Bilbao, al Arco Mediterráneo entorno a la de Barcelona y a Madrid, capital del centro financiero y esta es la España actual, con una clase trabajadora que multiplico por diez los residentes en esas comunidades y en otras menos favorecidas, que al no estar contemplado el derecho a su cultura en la democracia burguesa que participaron en construir con su trabajo y ninguneado su derecho como al resto, opta por la exclusión electoral ante la recolonización cultural, dando explicación al porqué la izquierda nunca gana elecciones en las comunidades históricas y cuando las ganó la confluencia de Podemos e IU en Galicia, Euskadi o Cataluña en sus inicios, las perdió nada más se enredó en identidades al tener un comportamiento similar en defensa de su cultura y derechos que el nacionalismo. Nadie en la izquierda niega el derecho y uso a la cultura y lengua materna de quienes lo deseen, sino que se reafirman los conceptos culturales de la mayoría de la clase obrera española.

Al definir el proceso de crisis del sistema capitalista “El inexorable aumento de la composición orgánica del capital provoca la caída tendencial de la tasa de ganancia que, en la actual cuarta revolución industrial, va dando lugar a una crisis crónica cada vez más profunda, multifactorial y multidimensional y, por tanto, cada vez también más difícilmente reversible” Nada nuevo dice; no se acaba de aterrizar en la actual situación global, de que por primera vez en la historia del sistema de producción capitalista de libre mercado se ve su final. El inicio fue bajo el sistema de opresión y expropiación colonial del planeta hace quinientos años, que evoluciona en el siglo veinte al sistema imperialista y en la actualidad, en la fase de financiarización de la economía iniciada en los años setenta por sobreproducción y caída de beneficios. Pero al existir la URSS y la paridad nuclear, no se da una destrucción de la producción y la capacidad de producción mediante una guerra mundial, optando por la confrontación regional con la URSS y China que evoluciona en lo económico tras la experiencia económica chilena, a un neoliberalismo en el ámbito geográfico de influencia.

Proceso global que se inicia bajo el gobierno de Reagan en el 1981 por EE.UU, por la reducción de beneficios del capital productivo -que es el que crea valor- por sobreproducción y la competencia de las potencias emergentes especialmente de China. Disuelta la URSS por el golpe de estado de Boris Yeltsin, fuerza un régimen unipolar bajo sus reglas, pero en paridad nuclear con la Federación Rusa heredera de la URSS. Iniciándose un proceso de financiarización de la economía bajo un sistema piramidal y creación de dinero ficticio que genera déficit y hace rico al más rico, subvencionado con el cobro de la deuda de países y el extractivismo de materias primas y derechos sociales, para sacarlo al mercado libre de quién pueda pagarlo. La oligarquía imperialista yanqui-occidental en su proceso de descomposición económica y social, conforma una alternativa de sociedad distópica e individualista, basada en la cultura neoliberal woke nacida en EE.UU. En España está contemplada en la legislación constitucional y la enseñanza, con lo que conlleva para la mujer, la juventud y el conjunto de la sociedad de pérdida de identidad de ser social colectiva. Esto sería lo que aportaría como novedad en la lucha contra el imperialismo yanqui-occidental y sus guerras, en coincidencia con la mayoría de países que desean un futuro de desarrollo, de defensa de su cultura de ser social y la familia, que suma con las posiciones chinas, vietnamitas o cubanas ante el individualismo liberal occidental; y las relaciones de países entre iguales bajo el derecho internacional de la ONU.

Cuando se habla del marxismo leninismo, por la metodología usada da la impresión de algo rígido, estratificado y absoluto, como si toda la verdad ya hubiera sido escrita “Tampoco abandonar en ningún momento el rigor que, conforme a la teoría socialista y comunista científica (el marxismo leninismo), debe sostener todos nuestros análisis y afirmaciones”. Considero que esta visión del escrito rompe con la definición leninista de la teoría del conocimiento, definida en Materialismo y Empiriocriticismo “Los marxistas reconocen que en el proceso en su conjunto, absoluto, del desarrollo del universo, el desarrollo de los procesos concretos y particulares es relativo. Por eso, en el torrente absoluto de la verdad absoluta, el conocimiento que tienen los hombres de los procesos concretos en diferentes etapas determinadas de desarrollo no extrae más que verdades relativas. De la suma de incontables verdades relativas se constituye la verdad absoluta”. Mao la utilizaba para el combate contra las posiciones erróneas del partido en las Cuatro tesis filosóficas así “Es característico del idealismo y del materialismo mecánico, del oportunismo y del espíritu aventurero, el separar lo subjetivo de lo objetivo, el separar el conocimiento de la práctica. La teoría marxista-leninista del conocimiento, que se caracteriza por la práctica social científica, no puede dejar de luchar con resolución contra esas concepciones ajenas”.

En este contexto otra cita de Mao sobre lo general y lo concreto que toca el tema: “Realmente, en el mundo solo hay libertad y democracia concretas, y no existe libertad ni democracia abstracta” una visión que atañe al partido, al estado y a la sociedad y así lo dice “El marxismo nos enseña que la democracia forma parte de la superestructura y pertenece a la categoría de la política. Esto significa que, en fin de cuentas, la democracia sirve a la base económica. Lo mismo ocurre con la libertad. La democracia y la libertad son relativas y no absolutas, han surgido y se desarrollan en el curso de la historia. En el seno del pueblo, la democracia presupone el centralismo, y la libertad, la disciplina. Son dos aspectos opuestos de un todo único; son opuestos, pero a la vez están unidos; por ello no debemos destacar unilateralmente uno de los aspectos, negando el otro. En el seno del pueblo, no se puede prescindir de la libertad, pero tampoco excluir la disciplina; no se puede prescindir de la democracia, pero tampoco se puede excluir el centralismo. Semejante unidad de la democracia y del centralismo, la libertad y la disciplina, constituye precisamente nuestro centralismo democrático”. Aplíquese también a lo global de la sociedad y del estado.

Del escrito: “Tanto la socialdemocracia clásica como la que representa el oportunismo reformista en sus más diversas expresiones son hoy agentes de la clase capitalista en el seno del proletariado” Copiando del pasado se obvia el análisis de la realidad más cercana: de la victoria de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE, de la Presidencia de Gobierno y de la formación del gobierno progresista, contra la posición de la oligarquía dominante y cúpula del PSOE heredada del régimen del 78 con Felipe González al frente. También obvia la cercana de la transición de unidad de acción de comunistas y socialistas -por desgracia para el trabajador en vez de la ruptura con el fascismo fue por el pacto social con la burguesía y la reforma para una transición pacífica con perdón al genocida -pero así es la socialdemocracia- pero también lo decía el PCUS posStalin en los años cincuenta con su transición pacífica al socialismo y el fin de la lucha de clases y también, por encima del acuerdo sobre el frente único y el Frente Popular del VII Congreso de la Internacional Comunista de 1935: “La tarea central de los partidos comunistas, del movimiento obrero revolucionario consistía en articular un frente único de los obreros y un amplio Frente Popular contra el fascismo” recogido de un texto escrito por Unión Proletaria que recomiendo. La experiencia de la Internacional Comunista en la construcción de partidos de tipo bolchevique (y VI)

Lenin tenía clara la diferencia entre dirigentes socialdemócratas aliados a la burguesía de militancia y masas que apoyaban, pertenecientes a la clase obrera, técnicos, profesionales, pequeña burguesía y pequeños campesinos a los que había que ganar. Que también deberíamos hacerlo nosotros con la socialdemocracia y mucho más, cuando se han despegado de los aliados a la oligarquía financiera, los cuales siguen teniendo su fuerza en cuadros y dirigentes del PSOE que le condiciona en su que hacer y que combaten no solo la unidad de la izquierda, sino que también prefieren un gobierno con la derecha. Pero el PSOE sin el régimen del 78 en el poder del partido, forma parte del pueblo, del frente popular y del frente único, por su sociología y por su condición socialdemócrata, formado por los que hoy forman la clase media: clase obrera con convenio y trabajo fijo de la empresa privada y pública, profesionales, técnicos, autónomos y pequeños campesinos. La táctica como parte que son del pueblo es ganarlos para derrotar al fascismo, recobrar la hegemonía en el seno de la clase obrera perdida por la derrota ante eurocomunistas y socialdemócratas en la transición, y la conquista del socialismo mediante la línea política de trabajo en las organizaciones de masas. José Díaz lo logró en los años treinta ¿por qué no nosotros ahora?.

Cuando el árbol tapa el bosque pasa esto “El movimiento comunista a escala mundial se encuentra ante el mayor desafío desde la publicación del Manifiesto del Partido Comunista en 1848” Esto da una visión eurocentrista confundiendo Europa con el planeta, negando los avances del movimiento comunista allí donde construye socialismo; claro el socialismo realmente existente no el metafísico de la URSS a partir de los años cincuenta volatizado casi solo. La continuación peor: “En muchos casos cooptado por la pequeña burguesía, transformado en muro de contención de la lucha obrera y popular en las democracias burguesas, adulterado como proyecto genuinamente proletario cuya misión es organizar la Revolución Socialista mediante la toma del poder, debe librarse de la contaminación lentamente inoculada en más de 150 años”. Esto son lamentos de niños, ningún tipo de análisis y menos marxista. La burguesía solo ha hecho su trabajo y no hablo del absurdo “de los últimos 150 años”.

El PCE escribió una gloriosa historia durante la guerra nacional de liberación de 1936 y la creación del sindicato de clase de nuevo tipo de las comisiones obreras, pero a partir de los años cincuenta, su posición ideológica bajo el revisionismo soviético evolucionó. Desde ese momento, la política de reconciliación nacional en España se ligó al acuerdo y al pacto social con la burguesía, etapa sobre lo que tenemos que reflexionar y que ningún destacamento hasta ahora lo ha hecho. La ideología burguesa política y culturalmente es la dominante desde ese momento y hace su trabajo. La reformista hace el suyo intentando mejorar el capitalismo, sino serían revolucionarios y ambos dominan amplios sectores de la clase obrera. Los únicos que no hacemos nuestro trabajo somos los comunistas, que como no queremos entablar batalla entre las masas en las organizaciones de la clase obrera donde está lo más granado, domina el pensamiento burgués y pequeñoburgués cuando no fascista, todos menos el revolucionario de los comunistas que no están entre las masas sino fuera de ellas, criticando de forma errónea lo débiles y burgueses que son los reformistas, cuando todos menos nosotros hacen su trabajo. Por eso las luchas de la clase obrera son defensivas y si hoy se consolida algo después de más de cincuenta años de democracia burguesa, es porque la socialdemocracia y el reformismo formaron gobierno, no gracias a nuestras luchas de organización y movilización de la clase obrera que es lo que garantiza la victoria.

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