Marruecos e Israel normalizaron sus relaciones en diciembre de 2020 y desde entonces han intensificado su cooperación, particularmente militar y de seguridad.
En julio de 2021 un colectivo de medios de comunicación internacional, Forbidden Stories, reveló el uso a gran escala por parte del servicio secreto marroquí de la aplicación israelí Pegasus para espiar miles de teléfonos de opositores, periodistas y dirigentes políticos europeos, entre ellos Pedro Sánchez y los ministros del gobierno de coalición.
En diciembre del año siguiente la policía belga desmanteló una red de corrupción, llamada “Qatargate” por los medios, creada por los servicios marroquíes para sobornar a diputados del Parlamento europeo. La investigación reveló que detrás de esta red estaban el embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun, y un dirigente de la DGED, la inteligencia exterior marroquí, Mohamed Bellahrach.
El nombre del dirigente del espionaje marroquí también apareció en otros casos en Francia, en particular el de la corrupción de un policía francés de fronteras o el de la infiltración en el Consejo Francés de la Fe Musulmana (CFCM). Designado con el nombre en clave de Agente M118, el dirigente del espionaje marroquí es objeto de una orden de detención internacional emitida en 2018 por los tribunales franceses.
Los servicios secretos marroquíes han nombrado a determinados miembros de la diáspora marroquí en Francia agentes de enlace para el Mosad, el servicio de inteligencia israelí, afirma Georges Malbrunot, redactor del periódico Le Figaro.
La DGSI (Dirección General de Seguridad Exterior) ha chocado con la inteligencia estadounidense, escribe Malbrunot. “Que elementos de la diáspora marroquí en Francia sirvan como subcontratistas del Mosad israelí no funcionará”, asegura, sin dar más detalles sobre la manera en que el Mosad utiliza a los emigrantes marroquíes en Europa, en un momento en el que la Guerra de Gaza divide profundamente a la sociedad europea.
A finales de marzo, uno de los portavoces del ejército israelí, Olivier Rafowicz, confirmó que en la Guerra de Gaza, Marruecos está del lado de Israel y el apoyo no es sólo retórico. “Marruecos está con Israel y Argelia se radicaliza hoy contra Israel y también se radicaliza contra Marruecos”, añadió.
Las acciones subterráneas de los servicios secretos marroquíes, sorprendidos repetidamente con las manos en la masa, no son ajenas a las tensiones con la Unión Europea. El gobierno de Rabat se permite el lujo de llevar la presión hasta el límite por el respaldo que le presta Israel. Por eso la Unión Europea realiza continuas concesiones a Marruecos en los aspectos más delicados, como en emigración o la anexión marroquí del Sáhara.
A cambio, Marruecos realiza en Europa el trabajo sucio de Israel, es decir, que en el Viejo Continente los sionistas juegan con dos barajas.