(Versiones taquigráficas - Presidencia de la República)
Excelencias:
Lo primero que debemos preguntarnos todos es si habrá futuro, si lograremos garantizar a las futuras generaciones ese espacio, que cabe en una palabra tan llena de interrogantes y tan carente de certezas. Seguramente las respuestas serán tan variadas como las condiciones de vida, infrahumanas, soportables, cómodas o lujosas, de quienes tengan la posibilidad de responder.
El futuro al que aspiramos fue trazado hace décadas y no pinta nada bien si nos guiamos por las señales de este presente, cada vez más desigual y excluyente, que la voraz versión neoliberal del capitalismo ha impuesto a escala global como expresión de la antidemocrática unipolaridad que sobrevino al derrumbe de la alternativa socialista con el apogeo intervencionista de la OTAN.
La Cumbre del Futuro está llamada a abordar de forma directa y holística los fallos estructurales, sistémicos, morales y políticos que nos han impedido alcanzar las metas planteadas en su Pacto.
Solo el multilateralismo puede garantizar un escenario fiable donde, en conjunto, emprendamos las acciones impostergables contra la coerción, la desigualdad, el genocidio, los dobles raseros y la amenaza de guerra.
Pero ello solo será posible si existe voluntad política real de remover las bases del actual orden internacional profundamente injusto, desigual y excluyente.
No podrá siquiera hablarse de futuro mientras no se detenga la barbarie sionista contra Palestina, mientras prevalezca la filosofía del despojo, que es la filosofía de la guerra, como advirtió tan claramente hace 64 años el máximo Líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.
El futuro será una quimera limitada a informes y discursos, mientras sigan creciendo escandalosamente los gastos en armamentos y se reduzcan, congelen o bloqueen los fondos imprescindibles para financiar el desarrollo.
No podrá hablarse de futuro sin proveer a los más vulnerables de los medios financieros, tecnológicos y científicos necesarios para abordar el reto que hoy representa para nuestras naciones enfrentar el cambio climático y, a la vez, emprender el camino hacia el desarrollo.
La reforma profunda que exige la arquitectura financiera internacional es fundamental para cerrar la brecha abismal que hoy separa al Norte del Sur. Este ejercicio no podrá traducirse en beneficios reales para nuestros pueblos, si no se realiza bajo la conducción de las Naciones Unidas.
Los efectos de los desequilibrios provocados por el orden económico internacional se multiplican para los países sometidos a medidas coercitivas unilaterales.
Reiteramos el llamado a los Estados para que se abstengan de promulgar y aplicar estas medidas violatorias del Derecho Internacional y la Carta de la ONU.
Para Cuba, el futuro exige que se levante de una vez el ilegal bloqueo de los Estados Unidos y se retire al país de la arbitraria lista de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Excelencias:
Debemos reconocer que la alternativa al caos, a la coerción y a los desequilibrios que hoy imperan no puede partir de las viejas recetas y modelos de gobernanza.
Deben replantearse las bases actuales que definen la coexistencia en el planeta.
El futuro no existe. Espera que lo hagamos.
Muchas gracias.
(Cubaminrex-Presidencia)