«La acción, que costó casi 300.000 dólares y que, según los expertos, fue financiada de fuentes privadas, se sometió a la aprobación del entonces comandante en jefe de las FFAA ucranianas, Valeri Zaluzhni. Este dio entonces luz verde», apuntan medios.
A su vez, Volodímir Zelenski no fue informado de la operación ni por los saboteadores ni por los militares involucrados, afirma el informe, señalando que los intentos estadounidenses de detener la operación fracasaron.
Asimismo, el estudio confirmó la información revelada por el periódico Washington Post en noviembre pasado, de que la operación fue dirigida y planificada por el exagente de los servicios especiales de Ucrania, Román Chervinski.
El 26 de septiembre de 2022, tres de las cuatro líneas de los Nord Stream 1 y 2 fueron blanco de un sabotaje con cargas explosivas en el fondo del mar Báltico, cerca de una isla danesa y frente a las costas suecas, zonas llenas de buques de guerra de la OTAN. Alemania, Dinamarca y Suecia se negaron a investigar el sabotaje conjuntamente con Rusia y compartir con ella los resultados de sus pesquisas.
Una investigación periodística realizada por el comunicador estadounidense Seymour Hersh, ganador del premio Pulitzer, reveló que buzos militares de Estados Unidos colocaron las cargas explosivas bajo los gasoductos rusos en junio de 2022, durante los ejercicios Baltops de la OTAN.
Citando a fuentes con conocimiento directo de la planificación operativa de los ataques, Hersh acusó a los militares noruegos de activar los explosivos tres meses después, causando serios daños a las tuberías que conectan a Rusia con Alemania por el fondo del mar Báltico.
Hersh subrayó que el presidente de EEUU, Joe Biden, aprobó el sabotaje tras más de nueve meses de debates secretos con su equipo de seguridad nacional.