El día 9 de noviembre se cumplieron 35 años de la caída del muro de Berlín. Lo que los medios venden como el triunfo de la libertad sólo fue el comienzo del fin para el socialismo a nivel mundial y del retroceso en temas de derechos sociales y laborales.
Cuando Alemania quedó dividida en dos bloques en los años siguientes al final de la 2ª Guerra Mundial, Berlín quedo del lado oriental, integrado dentro del territorio de la RDA. Los países capitalistas que imperaban entonces (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) no podían dejar que Alemania, considerada vital como potencia económica y por su posición geográfica en Europa, estuviera bajo influencia de la URSS. Así pues, Berlín también se dividió, de un lado estaban los mismos 3 países y del otro la URSS. Tras varios años de injerencia, la parte oriental de Berlín, harta de ello, decidió levantar un muro cuyo nombre real es: Muro de Protección Antifascista.
El muro durante muchos años estuvo vigente y su principal función fue evitar dicha injerencia que permitiera la creación de un estado realmente socialista en la RDA. En parte esto fue conseguido y la población de la RDA gozó de derechos y libertades que aun no existían en la RFA. La existencia de la URSS ayudaba a que la RDA fuera dando pasos en su propio proceso de construcción de estado socialista.
Durante todo el periodo de la Guerra Fría la capacidad de arrancar mejoras sociales, laborales y de cualquier índole era gracias a la existencia de estados como la URSS o la RDA que mostraban a los trabajadores de otros países que condiciones de vida más dignas eran posibles y a su vez a mantenía a raya a los empresarios y gobernantes capitalistas a conceder dichas mejoras antes que perder todo el poder.
La caída del muro supuso el principio del fin. El capitalismo comenzaba a ser dominante en el globo y el socialismo real iba languideciendo por líderes que lo vendieron. Tras la liquidación y fin de la URSS el capitalismo no encontró rival y los trabajadores se quedaron huérfanos de referentes. Al día siguiente, el 10 de noviembre de 1989, una manifestación de decenas de miles de alemanes de la RDA clamaba en contra de la caída del muro y a favor de la RDA, cantando Die Internationale.
De hecho, pronto se dejó ver la verdadera cara del capitalismo en lo que fuera la antigua RDA: despidos en masa, nazis brotando como hongos y gente en la miseria por la unificación monetaria y las condiciones económicas que se imponían.
Lejos de ser una buena noticia como se vendió, la caída del muro constató el fin de la RDA y con ello el fin de uno de los países más democráticos, libres y justos con su población. El capitalismo se apoderó de toda Alemania y echó sus garras sobre toda Europa con fiereza, manteniendo su crueldad hasta nuestros días.