Las ríadas barren todo a su paso y obligan a poblaciones enteras de todo el país a buscar refugio en zonas altas, mientras miran impotentes como sus pobres pertenencias se funden con los torrentes en un amasijo, según testimonios de los damnificados, 13 mil de los cuales están hacinados en campamentos de refugiados.
El desastre confirma un estudio del Servicio Copernicus sobre el Cambio Climático de la Unión Europea de reciente difusión, el cual pronostica que las olas de calor, los incendios descontrolados y las condiciones climáticas extremas serán más frecuentes e intensas por el alza de las temperaturas.
En el mismo estudio, el ente asevera que los termómetros en todo el mundo ascendieron 1,62 grados Celsius sobre los calores registrados en la era preindustrial con el resultado de desastres y amenazadores para los ecosistemas como consecuencia del cambio climático provocado por la acción depredadora de los seres humanos.
Lo que la comunidad científica coincide en calificar de “crisis climática global” amplía la frecuencia y gravedad de las catástrofes naturales tales como inundaciones, sequías y ciclones con los consiguientes daños a la salud de las personas y a los sistemas agrícolas y sanitarios.
Esta capital es testigo vivo de esos augurios desde octubre pasado cuando el río Chari y su tributario, el Logone, subieron a niveles nunca vistos ante fenomenales aguaceros que inundaron vastas zonas y llevaron la desesperación a los residentes.
En esa fecha la altura de las aguas privó a los residentes, en especial las embarazadas, de servicios esenciales como agua potable, atención médica y alojamiento.
