La República Democrática del Congo (RDC) ha decidido desafiar a la multinacional Apple. El Estado congoleño ha presentado una denuncia en Bélgica y Francia contra las filiales del grupo Apple. La multinacional está acusada de utilizar minerales “explotados ilegalmente” en la República Democrática del Congo, una práctica que alimenta las guerras en el este del país.
Desde hace varios meses, la República Democrática del Congo acusa a Apple de incorporar a sus productos minerales extraídos en el este del Congo, una región especialmente inestable. Según abogados congoleños, estos minerales, incluidos el estaño, el tungsteno, el tantalio y el oro (conocido como 3TG), se introducen de contrabando en la vecina Ruanda, donde se “blanquean” antes de reinyectarlos en las cadenas mundiales de suministro.
La denuncia presentada en París se refiere, en particular, a delitos graves, como la ocultación de crímenes de guerra, el blanqueo de dinero y las prácticas comerciales fraudulentas.
William Bourdon, uno de los abogados del gobierno de Kinshasa, declaró: “Es hora de que la justicia francesa asuma sus responsabilidades frente a la explotación de los ‘minerales de sangre’ y al enriquecimiento sin fin de las multinacionales”.
La República Democrática del Congo se basa en investigaciones realizadas por varias organizaciones de referencia, incluidas la ONU y una ONG como Global Witness. El estudio documenta el papel de los minerales en la financiación de grupos terroristas responsables de masacres de poblaciones civiles.
Según los abogados de la República Democrática del Congo, estas prácticas han “alimentado un ciclo de violencia”, al apoyar financieramente a milicias y grupos terroristas activos en la región. El comunicado de prensa del gobierno también denuncia las consecuencias humanitarias: “Se inflige a la población civil un sufrimiento insondable, incluido el uso de trabajo infantil y la destrucción del medio ambiente”.
Apple ya había sido notificada por la República Democrática del Congo en abril pasado. En su informe del año pasado, la multinacional afirmó no haber “encontrado evidencia” de financiación directa o indirecta de grupos armados a través de su cadena de suministro.
Por su parte, el gobierno de Ruanda, acusado de servir de centro de contrabando de los minerales congoleños, rechazó estas acusaciones, calificándolas de “repetición de acusaciones infundadas”. Kigali ha dicho que Kinshasa busca “desviar la atención” de sus propios fallos internos.
El este de la República Democrática del Congo, especialmente rico en recursos naturales, es escenario de guerras desde los años noventa. Las tensiones se han visto exacerbadas por la reaparición en 2021 de la rebelión del M23, apoyada por Ruanda, según Kinshasa. Para el gobierno congoleño, estos problemas tienen como objetivo facilitar el control de Ruanda sobre los recursos minerales congoleños.
Ante esta situación, la República Democrática del Congo espera, a través de esta demanda, obligar a las multinacionales a reforzar la trazabilidad de los minerales y respetar las normas internacionales.
Esta denuncia marca un paso crucial en la lucha contra el comercio ilegal de minerales. Al mismo tiempo, la República Democrática del Congo ha solicitado negociar con la Unión Europea el fortalecimiento de los mecanismos de regulación y rendición de cuentas de las multinacionales.
Al poner de relieve los vínculos entre las multinacionales y la explotación ilegal de recursos, el caso podría acelerar la adopción de normas vinculantes para la trazabilidad de los minerales. Mientras tanto, Kinshasa espera que esta primera demanda allane el camino a otras iniciativas destinadas a proteger los recursos naturales y poner fin a la espiral terrorista en la región.
El martes Apple difundió un comunicado para refutar las acusaciones del gobierno congoleño. Según la multinacional, las fundiciones y refinerías que suministran y procesan los minerales utilizados en sus productos se someten a una auditoría de terceros sobre sus prácticas de abastecimiento responsable.
Desde 2009 hasta principios de 2022, la empresa eliminó 163 fundiciones y refinerías de su cadena de suministro (9 de tantalio, 50 de estaño, 19 de tungsteno y 85 de oro), según un documento presentado a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), citado por Bloomberg en febrero de 2022.
No obstante, ha pedido a sus proveedores que dejen de adquirir estaño, tantalio, tungsteno y otros metales procedentes de la República Democrática del Congo y Ruanda.