«Una investigación del Guardian ha descubierto que los trabajadores de la industria francesa del champán están mal pagados y se ven obligados a dormir en la calle y robar comida para no pasar hambre», publicó el periódico.
En la ciudad de Épernay se encuentran las sedes de algunas marcas de champán más caras del mundo, como Moët & Chandon y Mercier, pero los trabajadores procedentes de África occidental y Europa del Este que recogen uva en los viñedos cercanos afirman que les pagan de forma ilegal menos de lo pactado o no les pagan del todo.
«Es la avaricia. La uva se vende a un precio de 10 a 12 euros el kilo, es escandaloso que les traten tan mal. No ven personas en ellos sino máquinas», sentenció José Blanco, secretario general de la Confederación General del Trabajo.
Periodistas del Guardian vieron a jornaleros durmiendo en la calle o en tiendas de campaña, ya que los viñedos no les proporcionaban alojamiento. Otros trabajadores, residentes en un pueblo cercano, dijeron que se habían visto obligados a robar comida a los lugareños porque no tenían dónde comprar provisiones.