A sus 94 años, Benita la luchadora de Venezuela sigue dando cátedra revolucionaria

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Benita Romero de Finol luchadora por los derechos de las mujeres

Venezuela cuna de libertadores y libertadoras, es una nación con un tremendo potencial humano que brega por un mundo de igualdad y justicia social, donde construir una sociedad de la mayor suma de felicidad posible es imperativo, que va en prosecución para desterrar la violencia de género, así como consolidar los avances y defensa por los derechos humanos de las mujeres.

Una referente en materia de combate en pro de las féminas, es la anzoateguiense Benita Romero de Finol, una mujer con coraje que ha vivido momentos emblemáticos que marcaron las páginas de la historia de la nación, desde los 12 años de edad tomó la bandera para defender a las desprotegidas ante la violencia verbal y física en la época de los años cuarenta.

“Yo tenía una amiguita que estaba casada con un gocho (andino), quien la golpeaba, ante esa situación yo sufría mucho y me decía no es posible que a una mujer le peguen. Una vez presencié que su esposo le dijo que le besara los pies, yo me tomaba un refresco y al ver aquello le pegué con la botella en la cabeza y se la rompí, teniendo como consecuencia que a mi padre se lo llevaran preso”, rememoró.

Al ser consultada sobre cómo era ese tiempo, expresó Benita Romero de Finol que había una profunda desigualdad, donde la mujer era muy sometida, los trabajos eran enfocados a las labores del hogar, a parir hijos y no tenían derecho a tener un trabajo remunerado.

Su madre Manuela Blanco de Romero, fundó el partido comunista en el estado Anzoátegui, “conllevando a que militara desde niña esa tolda política, desde esos espacios visitábamos a la gente en sus barrios; conocí a Jóvito Villalba, un personaje de la política y considerado como uno de los constructores de la democracia venezolana del siglo XX”.

A sus 94 años de edad Benita Romero de Finol, pertenece a la Dirección Nacional del Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), con orgullo reconoció que trabajó con Luis Beltrán Prieto Figueroa y con el oriundo de Falcón, Nicolás Maduro García, con el que tiene grandes recuerdos de lucha revolucionaria y quien fuera el padre del hoy presidente de la República de Venezuela.

Además, recordó el legado de Argelia Laya, una guerrera, extraordinaria amiga y compañera que “nos enseñó a seguir la lucha por la mujer, me siento muy orgullosa de haberla conocido; se despojó de los bienes materiales, sencilla, humilde, no se dejaba achicopalar (intimidar) por su color de piel, era culta y muy preparada al punto de ser postulada por el pueblo para ser candidata a la gobernación del estado Miranda”.

Anhela que el presidente Maduro culmine su mandado con éxito, pues está gobernando para el pueblo, y ante el panorama mundial ha resistido a los embates de un cerco diplomático, resistiendo a sanciones económicas y a una presión internacional a pesar de ello se mantiene firme como un buen soldado.

Le gustaría ser recordada como una de las primeras mujeres de Venezuela que luchó por los derechos de las venezolanas, “que me reconozcan por mis aportes sociales, mi trayectoria política, el compromiso y la disciplina que he mantenido en estos años de vida; tengo más de 80 años de lucha por la transformación de la sociedad, por una revolución, y por cambiar el mundo tan desigual y fuerte en el cual vivimos”.

Esta lideresa también participó en protestas icónicas como La Marcha de los Huesos en el año de 1982, Queremos ver a Chávez, No Volverán, entre otras, impregnando fuerza, valentía, y dando la pelea ante cualquier terreno en que se pare el contrincante.

Es la primera jubilada del Instituto Nacional de la Mujer, gracias al apoyo de la vicepresidenta en ese momento, Judith López Guevara, quien al llegar al cargo “canalizó los requerimientos necesarios para que yo fuera pensionada, porque me querían sacar sin darme los beneficios que estipulan la ley laboral”.

En el marco de la entrevista desde su residencia en una populosa zona de la capital de Caracas indicó, que está a la espera luego de una conversación amena que sostuvo hace un tiempo con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, con la adquisición de una casa, pues en la actualidad vive alquilada.

Finalizó diciendo que aún hay Benita para hacer otra revolución bolivariana, “yo le digo a Papá Dios que no me apriete el nudo hasta que tenga mi casa y así dejarles a mis hijos donde vivir, es el anhelo más grande que tengo”.

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