Cuando hablé de la reunión entre Trump y Putin, que en los ámbitos políticos rusos (que no militares) se daba por hecha para finales de esta semana, puse un pero: «siempre cabe la posibilidad de que el país 404, antes conocido como Ucrania, de la mano de los europeos (Gran Bretaña y Francia, sobre todo) hagan todo lo posible por impedir dicha reunión intentando demostrar a Trump que no los controla». Es exactamente lo que está ocurriendo.
Esta es la razón por la que cuatro presidentes (Francia, Gran Bretaña, Alemania y Polonia), la pandilla de la nada, acudieron presurosos al país 404 haciendo coincidir su visita con las fiestas del Día de la Victoria en Rusia (y la tregua declarada por Rusia, que no respetó el país 404) y presionando de esta forma a Trump y su equipo de administración de quiebras, que no gobierno, para abandonar esa idea de la reunión. Desde luego, lo han logrado. Por ahora.
Han pretendido dar un ultimátum a Rusia con eso de la tregua de los 30 días y lo han hecho en unos momentos en los que Trump y su equipo de administración de quiebras están en una situación cada vez más débil, obligados a negociar con China dada la catastrófica experiencia de «haber puesto de rodillas» a la economía china con los aranceles. Y antes de eso se han visto obligados a anunciar un acuerdo con mis amigos en zapatillas, Ansarolá, tras gastar 1.000 millones de dólares y perder 23 aviones MQ-9 y tres F-18. Trump es cada vez más débil y solo se contenta con sus alucinantes tuits donde él dice que es el amo y señor de todo. Según dicen, ni así duerme bien.
Rusia ha respondido a todo esto con elegancia, afirmando que está dispuesta a dialogar desde el día 15 sobre lo ya acordado en 2022 en Estambul «y las nuevas realidades sobre el terreno», pero establece sus términos una y otra vez. Y lo hace porque está demostrando su fuerza tanto a nivel militar como diplomático como se atestiguó el día 9 en Moscú. Esto hace que Trump y su equipo de administración de quiebras hayan dicho que el país 404 debe aceptar la propuesta rusa.
Lo lógico es lo que plantea Rusia: reanudar las negociaciones donde fueron concluidas en 2022, antes de que los «europeos», en particular Gran Bretaña, obligaran a Zelenski (incluido el asesinato de un negociador ucraniano) a repudiarlas. Porque de nuevo, como ocurre cuando se reivindica la verdad histórica que Occidente niega, Rusia dice la verdad en eso también.
Está claro que los acontecimientos de estos últimos días -ataques masivos con drones, amenazas, alto el fuego de 30 días, ultimátums y demás- no son otra cosa que una desesperada búsqueda de un respiro para el país 404. El ejército del país 404 necesita desesperadamente un respiro, traer equipamiento occidental, aumentar sus reservas de drones, reagrupar sus tropas, reforzar sus defensas, capturar algunas decenas de miles de incautos como carne de cañón y enviarlos al frente. La cuestión es que el país 404 ya no puede resistir y si no se le «reinicia» ahora y se le reabastece de armas y hombres, de aquí a finales de año ya apenas existirá en su forma actual. La pandilla de la nada no espera que Rusia acepte eso, por supuesto, por lo que su objetivo es otro: el retorno de EEUU a su papel de suministrador de armas al país 404 en la línea de Biden.
Pensar (es un decir, en Occidente no hay nadie con cerebro) que se puede presionar a Rusia utilizando ultimátums y chantajes significa apuntar deliberadamente a hacer fracasar toda «propuesta de negociación», incluso si, una vez más, su fachada hipócrita y belicista es evidente. Habría que añadir drogadicta, así los califiqué a mediados de marzo al titular «La compulsión de los drogadictos» una entrega que ahora si no se confirma le falta poco. Observad este vídeo que, por supuesto, ha sido desmentido por Francia (y todo el estercolero mediático ha salido en tromba a defender esta versión) -Alemania aún no ha abierto la boca- como «información falsa y pro-rusa» además de «enemigos del país». Al menos hay un elemento sospechoso, así que buscadlo. Y hay que fijarse en la reacción nerviosa de la pandilla de la nada.
A estos psicópatas y drogadictos Putin les respondió como suele, con mesura pero recordando con detalle cómo el país 404 había violado 137 veces la moratoria de un mes en marzo sobre los ataques a las instalaciones energéticas y la tregua de Pascua, y cómo en vísperas del Día de la Victoria habían lanzado más de 500 drones, 45 drones marinos y misiles de fabricación occidental contra Rusia, además de intentar violar la frontera en cinco lugares. Como siempre, Putin da mucha importancia al componente legal que da coherencia todas sus decisiones, por lo que está acusando al país 404 y a sus patrocinadores europeos de todo lo que ocurre y ocurrirá. Con ello también lanza un mensaje a TRump y su equipo de administración de quiebras: no tiene todo el control sobre sus vasallos en lo que al país 404 respecta.
La cosa se puede resumir así: la pandilla de la nada se puede ir a la mierda, Trump y su equipo de administración de quiebras tiene una oportunidad más de ver lo que está pasando y si el 15 de mayo no hay reacción la cosa se va a poner muy seria. Porque hay una cosa que comentar y lo vengo diciendo entre líneas hace un tiempo: los militares están bastante hartos de cómo se desarrolla la cosa y están presionando para acelerarlo, en contra de lo que quieren los políticos que no abandonan la idea de una cierta «reconciliación» con Occidente.
Rusia ha establecido una fecha límite a la fecha límite que pretendía la pandilla de la nada. Me vuelvo a lanzar al charco: es posible que esta sea la última oferta de Rusia tras las tres previas y que eran pasos claros para incentivar a Trump y su equipo de administración de quiebras: tregua parcial en marzo-abril, en Pascua y la de ahora para el 9 de mayo. Todas ellas han sido violadas repetidamente por el país 404 con el apoyo de la pandilla de la nada (Francia, Alemania, Gran Bretaña y Polonia).
El país 404 y la pandilla de la nada han sido cogidos en su propia red y tienen que responder de alguna manera, tal vez aceptando el llamado de Estambul. Para el país 404 es vital demostrar a EEUU que quiere la paz porque quiere a Trump y su equipo de administración de quiebras de su lado sin cortapisa alguna. Otro Biden, vamos. Así que preparaos para el espectáculo. Sin alto el fuego alguno, por supuesto.
También es posible que durante las posibles negociaciones directas se vuelva a llegar a un punto muerto y fracasen, ya que las condiciones para una posible paz han cambiado significativamente desde las primeras reuniones en Estambul, en detrimento del país 404. Entonces será el fin para esta panda, incluido el país 404.
No me he podido resistir al vídeo anterior, dado que la pandilla de la nada está en el tren con el que llegan al país 404, con poner una icónica canción de Grateful Dead titulada «Casey Jones» y que tiene un par de estrofas curiosas: «Conduciendo ese tren/drogado por la cocaína/Casey Jones más te vale/cuida tu velocidad/problemas por delante/problemas detrás».
El Lince