En una sociedad capitalista la clase dominante burguesa ostenta las herramientas necesarias para ejercer el poder: la justicia, el capital, la represión, los medios de comunicación, la iglesia, la propiedad… son su patrimonio que les sirve para mantener su dominio de clase y la explotación. Nada nuevo, y sin embargo, estos días algunos parecen escandalizados al comprobar que existe el llamado «Partido Judicial» y que obedece ordenes para cambiar al administrador de la finca, esto es, al partido que gobierna.
Acceder a lo más alto de la magistratura es imposible sin pertenecer a la élite. Desde los famosos «preparadores» de oposiciones (en muchos casos fiscales y jueces que hacen un dinerito extra preparando examinandos de familias que pagan pingües mensualidades imposibles para los hijos de los trabajadores) a la herencia de clientes con despacho de varias generaciones anteriores cómplices y defensores del franquismo. Las sagas continúan, la ideología mayoritaria en la judicatura se debate entre la derecha y la extrema derecha, lo lógico para defender sus intereses de clase.
La pléyade (no vamos a decir piara) de jueces y fiscales que desde hace unos meses han salido a ser proa punzante en defensa de los suyos, pone de manifiesto algo que desde Falsimedia no se menciona: los intereses de clase, la defensa del sistema capitalista y sus instituciones. Esas señorías se excitan viéndose en webs, diarios y programas de televisión como personajes famosos con escolta. En algunos meses dirán aquello de «que hay de lo mío» y enseñarán el currículum que en estos momentos están tejiendo para medrar.