lan Mcleod, traducido por Opera Magazine.— Greta Thunberg, que en su día fue la favorita del establishment , ha sido abandonada por la élite global. Un estudio de MintPress News revela que la cobertura de Thunberg en The New York Times y el Washington Post ha disminuido de cientos de artículos al año a tan solo unos pocos, precisamente cuando amplió su enfoque del medio ambiente al sistema capitalista que causa la crisis climática y el ataque israelí a Gaza, que la activista sueca ha calificado de «genocidio».
No soy tu marioneta
Greta Thunberg fue en su día la favorita de los medios. Al organizar una huelga climática en su escuela local con tan solo 15 años, saltó a la fama y rápidamente fue acogida por la clase dirigente .
En 2019, fue invitada al Parlamento Europeo y recibió una ovación de pie de los políticos y diplomáticos presentes.También se dirigió al gobierno británico. Sin embargo, incluso cuando les dijo que eran unos «mentirosos» responsables de «uno de los mayores fracasos de la humanidad», la joven sueca recibió un aplauso condescendiente.
El entonces secretario de Medio Ambiente, Michael Gove, admitió haberse sentido conmovido por sus palabras, diciendo : «Cuando los escuché, sentí una gran admiración, pero también responsabilidad y culpa. Soy de la generación de sus padres y reconozco que no hemos hecho lo suficiente para combatir el cambio climático y la crisis ambiental más amplia que contribuimos a crear».Su mensaje sobre la urgente necesidad de abordar la inminente crisis climática fue bien recibido por las autoridades, que buscaron cooptarla con acceso y elogios.
En 2019, a pesar de tener tan solo 16 años, ganó el premio Mujer del Año de Suecia y fue nombrada una de las 100 mujeres más poderosas del mundo por la revista Forbes . La revista Time incluso le otorgó el prestigioso premio «Persona del Año» por, en palabras de la revista , «dar la voz de alarma sobre la relación depredadora de la humanidad con el único hogar que tenemos», «llevar a un mundo fragmentado una voz que trasciende orígenes y fronteras» y «mostrarnos cómo puede ser cuando una nueva generación lidera».Aunque los conservadores la criticaron desde el principio, las instituciones más liberales la colmaron de atención y elogios.
El New York Times , por ejemplo, la describió como «una Casandra moderna para la era del cambio climático» y señaló que su trabajo «inspiró manifestaciones masivas de niños» en todo el planeta.Sin embargo, Thunberg se negó a ser convertida en una mascota para las élites, y la cooptación fracasó. Como resultado, su cobertura mediática se redujo a casi nada, a pesar de que continúa luchando por causas globales y arriesgando su vida intentando romper el bloqueo ilegal de Gaza.
Este fenómeno puede observarse estudiando la cobertura de Thunberg en The New York Times y The Washington Post . Tras hacerse pública en 2018, Thunberg y sus actividades recibieron inicialmente una amplia cobertura en ambos periódicos, con un total de cientos de artículos al año en cada medio. Sin embargo, esta se redujo a prácticamente nada para 2025, con solo tres artículos en el Times y dos en el Post que mencionaban a Thunberg, y solo uno en cada uno la abordaba en detalle, más allá de una cita fugaz.Los datos se compilaron buscando el término “Greta Thunberg” en el archivo del New York Times y en la base de datos de noticias Dow Jones Factiva, una herramienta que captura contenido de más de 32.000 medios de comunicación estadounidenses e internacionales.
La Dra. Jill Stein, tres veces candidata presidencial del Partido Verde, no se sorprendió con los hallazgos. «Es normal cuando se parte de una estructura convencional y luego de una estructura externa. Es una verdadera señal de integridad cuando los medios de comunicación dejan de cubrirte», declaró a MintPress . «Greta fue cancelada, como muchos de los mejores activistas que conozco».
La abrupta caída del interés de los medios corporativos está estrechamente relacionada con las posturas cada vez más radicales de Thunberg. En 2022, identificó al capitalismo como la principal causa del colapso climático y explicó la necesidad de una amplia revolución global, afirmando que:Lo que llamamos normal es un sistema extremo basado en la explotación de las personas y del planeta. Es un sistema definido por el colonialismo, el imperialismo, la opresión y el genocidio del llamado Norte Global para acumular riqueza, que aún configura nuestro orden mundial actual.
En el mismo evento público, desestimó las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático como una pérdida de tiempo y simplemente una oportunidad para que “la gente en el poder… haga lavado de imagen , mienta y engañe”.Ha participado activamente en el apoyo a las luchas obreras contra sus patrones.
El año pasado, visitó la fábrica de autopartes GKN en Florencia, Italia, un recinto ocupado por trabajadores en huelga. «Justicia climática = derechos de los trabajadores», explicó , señalando que «debe abolirse cualquier supuesta necesidad de elegir entre la lucha por los trabajadores y la lucha por la justicia climática. El territorio defiende la fábrica, la fábrica defiende el territorio. La lucha por llegar a fin de mes es la misma lucha contra el fin del mundo».
Se ha pronunciado contra la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, en apoyo a los agricultores indios en huelga y contra la invasión rusa de Ucrania. Sin duda, es su solidaridad con el pueblo palestino y la causa palestina lo que le ha valido más críticas. En 2021, compartió una publicación en redes sociales acusando a Israel de cometer crímenes de guerra, añadiendo que era «devastador seguir los acontecimientos en Jerusalén y Gaza», añadiendo la etiqueta #SaveSheikhJarrah a su publicación.
Tras el ataque del 7 de octubre y el posterior bombardeo israelí, exigió un alto el fuego inmediato, libertad y justicia para Palestina. El año pasado, fue arrestada mientras protestaba por la inclusión de Israel en el Festival de la Canción de Eurovisión.Por estas acciones, fue rotundamente condenada por muchos de los mismos medios de comunicación que, apenas unos años antes, la habían celebrado y promovido.
Apenas unos días después de sus llamados a un alto el fuego, la revista Forbes publicó un artículo titulado “La postura de Greta Thunberg sobre Gaza es un problema para el movimiento por el cambio climático”, que afirmaba que compartir “opiniones controvertidas que solo sirven para alienar a grupos demográficos enteros” no “avanza la causa ambiental” y “solo debilita su activismo y perjudica al movimiento por el cambio climático en su conjunto”. Otro artículo de Forbes describió su trayectoria como una “tragedia” y afirmó que estaba impulsada por un “odio generalizado hacia Israel” y la determinación de “destruir el estado judío”.
Mientras tanto, la influyente publicación alemana Der Spiegel , que le había otorgado su premio “Persona del año” en 2019, la etiquetó de “antisemita”. Para Stein, la excomunión mediática de Thunberg no se puede explicar simplemente por la idea de que las hazañas de una organizadora de 22 años sean menos noticiosas que las de una adolescente precoz.
Más bien, fueron sus posturas públicas contra el capitalismo, el imperialismo y las acciones de Israel en Gaza las que los enfurecieron.»Cada una de estas [posiciones] fue un retroceso para los grandes medios de comunicación y la oligarquía que defienden», dijo. «Se notó la reacción negativa contra ella cuando empezó a hablar de justicia climática, social y económica. Pero cuando empezó a posicionarse sobre Gaza, fue la gota que colmó el vaso, y desde entonces no volvió a aparecer en los grandes medios de comunicación», añadió.Thunberg considera que la lucha por un mundo más verde es inseparable de la lucha por la libertad política y económica.
«Para mí, no hay forma de distinguirlas», afirmó , y añadió: No podemos tener justicia climática sin justicia social. Soy activista climática no porque quiera proteger los árboles. Soy activista climática porque me preocupa el bienestar humano y planetario, y ambos están profundamente interconectados.Dimitri Lascaris, abogado y excandidato a la presidencia del Partido Verde de Canadá, quien participó en varias «flotas de la libertad» para intentar romper el bloqueo de Gaza, afirmó que el rechazo a Thunberg también representa «una condena al movimiento ambientalista».
Como declaró Lascaris a MintPress :Antes de que Greta defendiera con increíble valentía a las víctimas del régimen genocida de Israel, era la favorita del movimiento, pero muchos de esos mismos «ambientalistas» que la idolatraban han guardado silencio mientras ella arriesga su vida para visibilizar el sufrimiento de los palestinos. La justicia ambiental y los derechos humanos están inextricablemente unidos. Si no apoyas a Greta ahora, no tienes derecho a llamarte «activista ambiental».
Aguas peligrosas
Además de su viaje político, Thunberg emprendió un viaje físico, navegando en un barco de ayuda humanitaria a Gaza en un intento por romper el bloqueo israelí. Es una de las doce figuras públicas que abordaron el Madleen desde el puerto siciliano de Catania para llegar a la densamente poblada franja el 7 de junio.
Otros incluyen al actor de «Juego de Tronos» Liam Cunningham y a la política francesa Rima Hassan.El barco transportaba suministros urgentes, como harina, arroz y otros alimentos básicos, además de leche de fórmula, productos de higiene femenina, suministros médicos, muletas, prótesis y kits de desalinización de agua. El Madleen es una embarcación pequeña, y la ayuda es solo una gota en el océano de lo que las autoridades afirman que se necesita. Sin embargo, los organizadores enfatizan la importancia simbólica de romper el bloqueo desde el exterior.
«Hacemos esto porque, independientemente de las adversidades que enfrentemos, tenemos que seguir intentándolo, porque en el momento en que dejamos de intentarlo es cuando perdemos nuestra humanidad», explicó Thunberg . Los voluntarios y la tripulación navegaron desarmados y recibieron entrenamiento en «no violencia», pero fueron interceptados por Israel.
Los medios corporativos ignoraron en gran medida el inicio del viaje de Madleen. El New York Times , por ejemplo, no le dio cobertura, mientras que el Washington Post dedicó un solo artículo al asunto. Sin embargo, otros medios denunciaron con vehemencia la operación. «El narcisismo de Greta Thunberg ha alcanzado niveles alarmantes», titulaba el periódico británico The Telegraph , que calificaba la acción de «una estratagema egoísta disfrazada de un audaz acto de caridad».Algunos comentaristas expresaron una hostilidad aún mayor hacia la misión.
El senador estadounidense Lindsey Graham, por ejemplo, declaró que esperaba que «Greta y sus amigos supieran nadar», sugiriendo abiertamente que el barco de ayuda debía ser atacado.
Israel había declarado que impediría la entrada del Madleen a aguas de Gaza, y así lo hizo. En mayo, el ejército israelí atacó otro barco que intentaba entregar ayuda humanitaria a Palestina, disparándole misiles cerca de aguas maltesas. El incidente fue prácticamente ignorado por la prensa occidental.Stein quedó impresionado por el coraje de Thunberg y le dijo a MintPress :Es heroico, inspirador y alentador contar con este ejemplo de ella y de los demás en la Flotilla de la Libertad. Su ejemplo humanitario, increíblemente valiente y compasivo es lo opuesto a este horrible genocidio. Arriesgan sus vidas y lo saben… Pero se niegan a aceptar el genocidio ni a permanecer impotentes ante él.
La falta de atención mediática probablemente no sorprenda a Thunberg, quien identificó a los medios corporativos occidentales como participantes activos en la masacre. «Nuestros gobiernos, nuestras instituciones, nuestras empresas apoyan este genocidio… Es el dinero de nuestros impuestos. Son nuestros medios los que siguen deshumanizando a los palestinos», declaró . «En nombre de la comunidad internacional, el llamado mundo occidental, lamento haberlos traicionado al no brindarles el suficiente apoyo», añadió.
El abandono colectivo de Thunberg por parte de la clase dominante no es un incidente aislado. Históricamente, las élites liberales han intentado neutralizar y diluir los desafíos radicales al statu quo , como Black Lives Matter, el movimiento de liberación LGBT y las protestas de Occupy Wall Street, ofreciendo acceso y privilegios a sus líderes. Si esta estrategia fracasa, figuras y movimientos son rechazados, reprendidos o atacados. Si bien Martin Luther King Jr. centró su atención en los sheriffs racistas del sur, fue tratado con respeto. Pero tras su discurso contra la guerra «Más allá de Vietnam», en el que apuntó contra los «tres males del racismo, el materialismo extremo y el militarismo», se convirtió en el enemigo público número uno y fue ignorado, denunciado y, finalmente, asesinado.
Thunberg no da señales de ceder. «Luchamos por la justicia, la sostenibilidad y la liberación para todos. No puede haber justicia climática sin justicia social», declaró . Este es precisamente el tipo de retórica que la ha alejado de los círculos de élite y de la alta cultura.
Traducido por Raúl Chiliani
https://outraspalavras.net/outrasmidias/greta-thunberg-ativista-cancelada/
