
Eduardo Uvedoble (Unidad y Lucha).— Comienza la reconquista, así titulaba VOX su último contubernio fascista en la plaza de Vista Alegre en el popular barrio de Carabanchel. Realmente el lema les viene perfecto, ya sin complejos se emplea la retórica del nacionalcatolicismo. La reconquista, ese gran mito de la historiografía españolista, esa escueta expresión con la que nos educaron en la escuela instalando en nuestras mentes la idea de que formábamos parte de una historia que comenzaba cuando Pelayo, con la ayuda de la divina providencia, iniciaba la recuperación de una España preexistente que había caído en manos de los moros. Ahí está lo esencial del trampantojo ideológico del fascismo español; la unidad de destino en lo universal, los moros como la antiespaña, o la cruz y la espada como señas de identidad espiritual. Las grandes masturbaciones ideológicas del rancio españolismo.
Pero bueno, esto no es una fiesta de moros y cristianos, el auge actual del fascismo no es cosa con la que frivolizar. Disponen de recursos económicos y de muchas conexiones con instituciones del estado, de discursos para múltiples perfiles sociales, desde la defensa de la masculinidad hasta la antiinmigración, y sobre todo de medios de comunicación formales e informales que logran hacerse masivos. Asaltaron el Capitolio de los EEUU, se concentraron durante días en la calle Ferraz, hace unas semanas juntaron a más de 100 mil personas en Londres, y como todos sabemos, en los últimos meses, en Torre-Pacheco, en Alcalá de Henares y en Hortaleza han organizado progromos de caza al migrante. El modus operandi, se repite, tras algún algún delito, muchas veces los mismos delitos que relativizan o no ven cuando los hacen buenos chicos blancos, comienzan a repetirse las mismas frases, nuestras hijas no pueden salir tranquilas, la delincuencia está disparada, fuera menas… y así hasta llegar a mayores, stop invasión y cosas así.
El caso de Torre-Pacheco es especialmente significativo porque quería hacer estallar las contradicciones sociales cotidianas de una localidad murciana dedicada al sector agrícola. Levantar la amenaza del enemigo extranjero, convertir de repente a tu compañero de trabajo, a tu vecino, a los compañeros de clase de tus hijos, en un enemigo oculto, soldados de un ejército invisible que secretamente, además quitarte el trabajo, la casa, las becas escolares y hasta a tu pareja, está aquí para destruir la civilización occidental. Y así, rápidamente, igual que cuando la DANA, se presentaron pandillas de mamporreros y mercenarios del bulo para proyectar al resto del estado un estado de reconquista, de españoles hartos prestos a defender la patria.
Ahora bien, esto es fascismo, hay que decirlo como es, un fenómeno vertical que va desde el lumpen proletariado y los jóvenes frustrados y desclasados de la clase obrera que forman sus camadas negras, pasando por medios de comunicación y llegando hasta las patronales que los financian. Su racismo forma parte del trampantojo ideológico, en realidad es persecución del vulnerable, del trabajador extranjero. Los extranjeros ricos no molestan, son bienvenidos, no importa el impacto en los precios, los trabajos y o el medio ambiente de los millones de turistas, porque el fascismo como ideología capitalista, lo que busca es garantizar la explotación, y para eso divide a los trabajadores, les hace temer por su miseria aspiracional de clase media, sembrando el odio hacia los trabajadores extranjeros, prácticamente en semiesclavos. Mientras, el auténtico enemigo invisible, los patrones de los patrones, el capital que obtiene su plusvalía de tu miseria, que auténticamente destruye, no la civilización, que a fin de cuentas se basa en la explotación de del hombre y por el hombre, sino en la destrucción de la vida misma, esos, quedan limpios.

