
Históricamente el Mar Caribe ha sido un escenario de influencia geopolítica y de estrategia intervencionista, por sus cuantiosos recursos naturales que Estados Unidos intenta apoderarse. En las últimas décadas, la región se ha reconfigurado como un punto de alta tensión, con Venezuela en el epicentro de una hipotética confrontación bélica que, si bien no se ha materializado se desarrolla en un plano de conflicto constante. La intromisión de Washington se manifiesta a través de un abanico de presiones con un solo propósito, desestabilizar gobiernos y el caso venezolano es el más emblemático punto de ataque de la injerencista política exterior gringa.
Ante este panorama se entrevistó a la directora del diario digital Ciudad CCS y profesora universitaria, Mercedes Chacín Díaz, quien ofreció un análisis sobre la posibilidad de una intervención militar del gobierno del Norte en la nación sudamericana, afirmando que el actual nivel de confrontación se sitúa principalmente en la guerra cognitiva mediática.
Chacín advirtió que la estrategia de Washington, perfeccionada a lo largo de los últimos 20 años, con mayor intensidad en diversas naciones como Irak, Kuwait, Libia, Siria o Panamá, busca disponer a la opinión pública y preparar las condiciones operativas para una acción militar.
El nivel está en la guerra cognitiva o el desarrollo de matrices mediáticas conocidos como fake news, que mediante algoritmos induce a la opinión internacional, aceptar una incursión militar como ha sucedido en otros países, el caso más destacado es la intervención a Irak, donde dijeron a través de los medios que el gobierno iraquí poseía armas de destrucción masiva. Nunca hallaron los artefactos y el país fue invadido.
Según Chacín, esta estrategia no se limita a anunciar una guerra, sino a «intervenir en las mentes de las personas» para convencer a la población de la necesidad de un cambio de gobierno, presentándose ellos mismos «como salvadores».
Al respecto, la profesora explicó que existe un «juego comunicacional» que opera con la estrategia de la incertidumbre: «Un día te dicen que sí vamos a invadir, otro día dicen que no. Por un lado, [el secretario de Estado] Marco Rubio diciendo que es inminente; por el otro, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos atacan pequeñas embarcaciones; hasta ahora ya se han registrado 74 víctimas».
La evolución tecnológica ha potenciado esta táctica. «El teléfono [celular] es un arma muy poderosa porque por allí te llegan los mensajes que ellos quieren que te lleguen», explicó. Esta situación, aunque para la ciudadanía parezca «confusa» es una «guerra psicológica bien planificada» por el establishment estadounidense.
Chacín argumentó que, si bien la estrategia imperialista ha ido «in crescendo» —desde el intento de golpe contra el ex presidente Hugo Chávez ocurrido en abril de 2002, pasando por el sabotaje económico y los hechos de violencia como las guarimbas—, existen factores que han actuado como freno a una invasión abierta.
La geografía: «Estamos en América», dijo Chacín, señalando que «no es lo mismo tratar de acabar con un país que está a miles de kilómetros de tu país, a meterse en el territorio de América».
Otro de los elementos es el interés por los recursos, especialmente el petróleo venezolano que «podría salvarlos de una catástrofe energética», es la razón principal por la que han evitado un conflicto abierto.
Chacín expresó su convicción de que el gobierno venezolano ha evitado la guerra a través de su política de resistencia pacífica, los diálogos, su diplomacia de la libre determinación de los pueblos, así como la acertada y continua movilización del pueblo venezolano. «Nuestra estrategia ha sido resistir pacíficamente, creo que ha evitado la guerra», y está segura de que el presidente Nicolás Maduro, con su «sentido humanitario», hará lo imposible por evitar una lucha bélica.
En el contexto regional, la también responsable gerencial del Fondo Editorial Mincyt, lamentó que, tras la salida de líderes como Cristina Kirchner, Evo Morales, y Rafael Correa, Estados Unidos ha «recuperado terreno» en lo que llama su «patio trasero», recibiendo un respaldo con la llegada de «presidentes impresentables» como Noboa y Milei.
También, vinculó el panorama del continente con la persistencia del patriarcado aún enquistado en las sociedades latinoamericanas, usándolo para explicar la salida de Dilma Rousseff en Brasil y el ataque más abierto a la líder mexicana Claudia Sheinbaum. A su juicio, la mujer es «amante de la paz», y «si hubiera más mujeres presidentas, los países serían distintos».
Destacó el esfuerzo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para ofrecer herramientas y alternativas a la juventud, y la importante reivindicación de las mujeres en el poder comunal a través de las Unidades de Batalla Hugo Chávez (UBCH) y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), y reconoció que en los «cargos de mayor importancia política…la figura del patriarcado sigue mandando».
La experta en comunicación concluyó con una exhortación a la ciudadanía a ser críticos frente a los mensajes que reciben: «No debemos conformarnos con solo leer la fuente del gobierno, o solo leer la fuente de la oposición, tenemos que contrastar la información y buscar la verdad… No creamos en lo que nos llega a través de los medios de comunicación, que cualquier cosa por más sorprendente que sea, esa es la que es más mentira».










