Arabia saudí impone el hambre como arma de guerra en Yemen

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A las 23.30, a diez millas náuticas de la costa occidental del Mar Rojo en Yemen, siete pescadores están cerca de poner fin a las cuatro horas que les ha costado recoger sus redes con la pesca del día desde su barco. De repente, lejos del foco de la gran lámpara de la embarcación, uno de los hombres ve una silueta negra aproximarse a ellos.

Momentos después, un helicóptero empieza a volar en círculos sobre ellos. Los pescadores están lejos del límite de 30 millas náuticas dentro del que la coalición dirigida por Arabia saudí les ha advertido permanecer tras arrojar panfletos sobre tierra. Sin embargo, sin aviso alguno, el helicóptero abre fuego.

Osam Mouafa agarra a su amigo, Abdullah, y lo arrastra a una esquina, haciéndose una bola para protegerse de las balas que atraviesan la embarcación. Con disparos en las dos rodillas y una tercera bala en el muslo, Osam empieza a sentir que el barco se llena de agua. “El barco se convirtió en un colador”, dice Osam, sentado junto al palo de madera que ahora necesita para caminar.

Para cuando el ataque indiscriminado ha terminado, Abdullah y el capitán –que tiene ocho hijos– están muertos. Otro miembro de la tripulación, Hamdi, ha quedado sordo y con una parte del cuerpo paralizada tras ser alcanzado en la cabeza por metralla. Los cinco supervivientes, todos sangrando, empiezan, sin descanso, a achicar agua de la embarcación, que se está hundiendo.

El barco, sumergido parcialmente y con ropa tapando los agujeros, estuvo a la deriva durante 15 horas hasta que otro barco los rescató y remolcó hasta la costa.

Han muerto más de 10.000 civiles desde que Arabia saudí empezó su intervención militar en Yemen en marzo de 2015. Según Mohammed Hassani, director del sindicato de pescadores del puerto occidental de Hodeidah, los buques de guerra y los helicópteros saudíes han dañado o destruido 250 embarcaciones de pesca y han matado a 152 pescadores en el Mar Rojo.

“Han declarado la guerra a los pescadores”, dice Hassani. Más de 150 kilómetros al sur del puerto de Mocha, los pescadores tienen prohibido salir a navegar desde que las fuerzas de los hutíes y del expresidente Salé, con las que la coalición dirigida por Arabia saudí lleva luchando desde hace más de dos años y medio, fueron expulsadas de la región en febrero por soldados yemeníes respaldados por un miembro de la coalición, Emiratos Árabes Unidos.

El sector pesquero de Yemen se ha convertido en una vía de sustento aún más vital para un país en medio de una de las peores crisis humanitarias. Más de ocho millones de yemeníes se enfrentan a una hambruna a raíz del estricto bloqueo de Arabia saudí desde el 6 de noviembre. Las restricciones se relajaron un poco el 26 de noviembre, permitiendo que llegara alguna ayuda a los más de 20 millones de yemeníes que dependen de ella. Sin embargo, las agencias de ayuda humanitaria predicen una hambruna más amplia si puertos claves como el de Hodeidah permanecen cerrados a importaciones comerciales.

Yemen depende de las importaciones marítimas para más del 80 por ciento de su suministro anual de alimentos. Aunque hay alimentos básicos disponibles, las restricciones impuestas por los saudíes a las importaciones, combinados con una moneda que se deprecia a un ritmo acelerado, se traducen en que los precios de la comida se han disparado. Los salarios de los funcionarios llevan sin pagarse desde agosto de 2016 y se estima que se ha despedido a alrededor del 55 por ciento de su plantilla a raíz del conflicto. Millones de yemeníes no pueden permitirse comprar comida, haciendo que más del 75 por ciento de la población necesite ayuda humanitaria.

En el distrito de al-Rawda en el norte de Saná, un granjero, Yahya Abdu Taleb, dejó de cultivar su tierra después de que una bomba cayera en un campo a menos de 50 metros de su casa. Afortunadamente para su familia, el misil no explotó.

De pie en la tierra de cultivo ahora baldía, Yahya observa cómo un equipo del programa nacional de Yemen para la desactivación de minas extrae el misil, que ha quedado enterrado a una profundidad de más de tres metros.

“Tengo tres pozos en mi terreno. Ahora no cultivo nada”, dice Yahya. Cuando empezaron a subir los precios de la comida, empezó a reconstruir los túneles de polietileno que se necesitan para cultivar en las temperaturas extremas de las montañas del norte de Yemen. Pero sus vecinos le rogaron que parase. “Los saudíes los atacan [los túneles]. Tenían miedo de que viniesen los aviones, nos bombardeasen y matasen a nuestras familias”.

Zahara Taleb, de nueve años, usó un móvil para grabar cómo sacaban la bomba del terreno de cultivo de su padre junto a su casa. “Quiero estar segura de que se la llevan para no seguir teniendo miedo”, dice la niña.

Ali al-Mowafa, que dirige al equipo de desactivación de minas que trabaja para retirar la bomba sin estallar en al-Rawda, dice que han identificado artefactos fabricados por británicos, norteamericanos e italianos entre los 12 misiles que no explotaron en una noche de agosto en la que se lanzaron 52 bombas contra el distrito.

Una investigación de los patrones de bombardeo, llevado a cabo por la profesora emérita Martha Mundy de la London School of Economics, concluyó que hay “pruebas contundentes en los primeros 17 meses de los bombardeos de la coalición dirigida por Arabia saudí de que la estrategia de la coalición está destinada a destruir la producción y distribución de alimentos en áreas controladas por los hutíes y las fuerzas aliadas leales al antiguo presidente Ali Abdulá Salé. Salé fue ejecutado por fuerzas hutíes la semana pasada en Saná, días después de declarar que había cambiado de bando.

Según los datos de los ataques aéreos de la coalición entre marzo del 2015 y finales de septiembre de 2017 recopilados por Yemen Data Project, se han registrado 365 ataques aéreos sobre granjas, 175 contra mercados y 61 contra depósitos de alimentos.

El viceprimer ministro británico, Damian Green, ha defendido el apoyo de su gobierno a la venta de armas a Arabia saudí en base a que “nuestra industria de defensa es una fuente de puestos de trabajo y prosperidad de una importancia extrema”, al mismo tiempo que subraya el papel de Reino Unido como “el cuarto donante de ayuda humanitaria a Yemen”.

El gobierno británico ha aprobado la venta de más de 5.200 millones de euros en aviones de combate y armamento a Arabia saudí desde que empezó su campaña de bombardeos en Yemen. Autoridades militares británicas también están aportando entrenamiento para atacar objetivos a la Real Fuerza Aérea saudí.

Theresa May dijo que exigiría durante su visita reciente a Arabia saudí que pusieran fin al bloqueo. El bloqueo sigue en pie.

Las agencias de ayuda humanitaria han señalado que atacar las opciones de los yemeníes de alimentarse por sí mismo es “una flagrante violación de las leyes internacionales”.

A pesar de la previsión de una hambruna extendida por todo el país, la estrategia se está usando para presionar aún más a los hutíes en lugar de los intentos fallidos durante más de dos años por parte de la coalición saudí de bombardear hasta la sumisión a los rebeldes aliados de Irán.

Los analistas de Yemen también señalan la medida como una opción más atractiva para el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, que también ostenta el papel de ministro de Defensa, a diferencia de desplegar miles de tropas de distintos orígenes y con prioridades diferentes para intentar una toma complicada de la capital ahora controlada por los hutíes.

“Hay voces en la coalición y en el gobierno de Yemen que apoyan centrarse en la economía para ejercer presión sobre los hutíes y también sobre las personas que viven en territorio controlado por los hutíes para forzarles a rebelarse o a expresar su malestar contra ellos por el empeoramiento de las condiciones de vida”, dice Adam Baron, un experto en Yemen en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.

“La destrucción de las vías de acceso a comida y agua constituye un crimen de guerra”, señaló Martha Mundy de la LSE en un artículo publicado en septiembre por la Red Global del Derecho a Alimento y Nutrición.

“¿Pero quién va a tomar medidas legales cuando las mismas organizaciones internacionales y naciones que ignoraron durante meses el bloqueo y los bombardeos ahora juegan un papel en la intervención humanitaria para salvar a los yemeníes de la hambruna y el cólera?”.

http://www.eldiario.es/theguardian/bombardea-Arabia-Saudi-suministros-Yemen_0_717778707.html

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