«Sabemos que las ondas expansivas de estrellas que han explotado pueden acelerar partículas de rayos cósmicos a velocidades comparables a la de la luz, un increíble aporte de energía», explica Kenji Hamaguchi (NASA). «Procesos similares deben de ocurrir en otros ambientes extremos. Nuestros análisis indican que Eta Carinae es uno de ellos».
Los astrónomos saben que los rayos cósmicos con energías por encima de los mil millones de electronvoltios (eV) nos llegan desde fuera de nuestro sistema solar. Pero como esas partículas (electrones, protones y núcleos atómicos) transportan carga eléctrica, se desvían de su trayectoria cada vez que encuentran un campo magnético. Esto enreda sus recorridos y esconde sus orígenes.
El estudio de los rayos X duros y de los rayos gamma emitidos por la pareja de estrellas masivas que componen el sistema de Eta Carinae ha llevado a los científicos a concluir que su origen son electrones acelerados en violentas ondas de choque a lo largo de la frontera donde colisionan los vientos estelares de las dos estrellas. Algunos de estos electrones superrápidos, así como otras partículas aceleradas, deben escapar del sistema y quizás algunas acaban llegando a la Tierra, donde son detectadas como rayos cósmicos.