Entre los costos de la guerra en Siria está el de la educación desde tempranas edades. Foto: El País

Inicio de un nuevo curso escolar. Día de gran alegría para niños, jóvenes y mayores que acuden a las aulas en busca del conocimiento, la cultura, la formación profesional.

Alegría para madres y padres que asisten al matutino especial y cantan junto a sus pequeños, el Himno Nacional.

Pañoletas, rojas unas y azules otras, que simbolizan al pionero orgulloso de aspirar a ser como el Che.

Esa es la imagen de Cuba este lunes 3 de septiembre. Y precisamente esa imagen y esa realidad son las que debemos defender cada día, en el aula y fuera de ella; en el trabajo y en el hogar. Es la realidad que debe fraguarse no solo con la responsabilidad del Estado, la escuela, el maestro. Corresponde a la familia una gran parte y una gran responsabilidad para con sus hijos y para con la sociedad que le pone en sus manos libros, aulas, uniformes, docente.

En Cuba, un 21 % del presupuesto del Estado se dedica a la Educación. Más de medio millón de profesionales se superan cada año en las aulas de las universidades. Ingente esfuerzo hace el país para completar la plantilla de maestros, aún deficitaria en algunas provincias.

En el plano material, la reconstrucción de escuelas derrumbadas o afectadas por los últimos eventos meteorológicos; la fabricación o reparación de pupitres, mesas y otros muebles escolares, se unen a la adquisición de cientos de miles de metros de tela para garantizar a cada alumno su uniforme escolar.

Dificultades son muchas, pero este lunes 3 de septiembre todo estudiante cubano tiene garantizado lo necesario para emprender o continuar el camino hacia la formación como un obrero calificado, un técnico o un profesional para servir a su país.

Sin embargo, hay en este mundo hombres malos, gobiernos crueles, que se empeñan en limitar la formación de otros niños. Que aplican las sanciones económicas al margen de que causen hambre, falta de escuelas, problemas de atención a la salud de esos niños y jóvenes estudiantes.

Solo escribiré sobre lo que pasa hoy en la Palestina víctima del genocidio israelí en contubernio con el Gobierno estadounidense. Y también, como vuelven a abrir las escuelas en una ciudad de Siria, devastada por los grupos terroristas, en muchos casos apoyados también por las administraciones yanquis y de otras potencias europeas.

En Gaza, los estudiantes no recibirán este curso el material escolar. Estados Unidos, que en enero pasado había recortado una sexta parte de su aporte anual a la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), decidió esta semana suprimir la totalidad de esos recursos, lo que imposibilita o al menos limita los servicios de educación, sanitarios y sociales de más de 5 millones de refugiados palestinos.

La citada Agencia de Naciones Unidas informó que el curso ha comenzado en 700 escuelas atendidas por ella, pero luego del recorte financiero de la Administración de Donald Trump, más de medio millón de niños palestinos solo tienen garantizada la enseñanza durante un mes.

Al respecto,  la  vocera del Departamento norteamericano de Estado, Heather Nauert, declaró que Estados Unidos ha sido por mucho tiempo el mayor donante de Unrwa, pero «ya no está dispuesto a asumir la parte desproporcionada de la carga». La funcionaria precisó que no habría contribuciones adicionales más allá de los 60 millones de dólares remitidos en enero último a la agencia humanitaria. Esa decisión provocó condenas de palestinos y de directivos de la URNWA, pero satisfacción en Israel. Por su parte, la Unión Europea solicitó a Washington una reconsideración de esa medida que pone en peligro la atención básica de más de cinco millones de palestinos en el Líbano, Siria, Jordania, Gaza y Cisjordania.

La dirección de Educación de la ciudad siria de Alepo anunció la reconstrucción total de más de 500 escuelas, listas para el inicio del curso escolar en todo el país el 3 de septiembre, señala la agencia de noticias árabe Al Manar.

En la información se precisó que fueron completados el personal docente y el aseguramiento de los textos escolares, luego de una intensa labor desarrollada pocos días después de la liberación de la ciudad de los grupos terroristas.

Datos oficiales señalaron que no menos de 800 centros docentes fueron seria o medianamente dañados durante los combates, incluidas las cuatro universidades con las cuales cuenta la urbe.

La ciudad, con algo más de dos millones y medio de habitantes en la actualidad, es la cabecera de la provincia de igual nombre, considerándose, además, como la ciudad más antigua de Siria, fundada en el año 1800 a.c.

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