Hala tiene seis años, tuitea en perfecto inglés y se ha convertido en el rostro de Idlib para los medios de masas occidentales que, otra vez más, tratan de estúpida a su audiencia y recurren a la utilización de niños para justificar su agenda belicista.

Hala es una víctima más de la propaganda mediática que a falta de argumentos con los que justificar las acciones que se intentan defender, recurre a sus mecanismos más básicos pero que mejor funcionan: los niños como una herramienta para apelar a las emociones.

Antes de que Hala se diese a conocer, por su mismo lugar ya pasaron las hermanas Noor y Alaa, el joven Muhammad Najem, ‘Marwa from Syria’ y la archiconocida Bana Alabed.

En todos los casos mencionados se persigue el mismo objetivo de humanizar a los rebeldes y deshumanizar a sus enemigos; obviando de forma muy conveniente que en una guerra siempre mueren civiles, y que los rebeldes también matan. Precisamente es porque muere gente por lo que las guerras siempre son algo terrible.

Cualquiera pensaría que una propaganda tan pobre difícilmente puede tomarse en serio, pero el periodismo actual se encuentra en tal momento de patetismo que los grandes periódicos se dedican a escribir reportajes y entrevistas sobre este tipo de cuentas reproduciendo su discurso. Generalmente siempre terminan hablando de una revolución que solo existe en su imaginación.

“A lo que en Idlib llaman insurgentes, esos mismos medios en España llaman terroristas. Y es que sí, Idlib está dominada por la sección siria de al-Qaeda, Hayat Tahrir al-Sham”.
— Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.

Campamento de refugiados de Atimah, en la provincia de Idlib, Siria, 11 de septiembre de 2018. / Khalil Ashawi / Reuters

Dentro de los todas las organizaciones leales a al-Qaeda dentro de Idlib, hay una que realmente interesa a los lectores españoles por cercanía, y es Harakat Sham al-Islam. Se trata de una organización yihadista formada en 2013 y compuesta por marroquíes. Se estima que cuentan con 500 efectivos.

No todo Idlib está gobernado por Hayat Tahrir al-Sham. También hay algunas localidades controladas por los rebeldes del Frente de Liberación de Siria, una coalición de grupos yihadistas de la que destacan Ahrar al-Sham –conocidos también como los muyahidines sirios–, Jaysh al-Izza –islamistas proturcos que desde 2013 hostigan constantemente a los cristianos de Mhardeh con morteros–, Harakat an-Nour ad-Din al-Zenki –conocidos por decapitar a un niño mientras lo documentaban en video jactándose de ello– y los rebeldes apoyados por Qatar de Suqour al-Sham.

El Frente de Liberación de Siria lejos de ser una organización independiente, depende enormemente del apoyo turco, por lo que también son cercanos al Ejército Nacional Sirio; una coalición de agrupaciones islamistas con presencia en Afrín, que junto con Turquía expulsaron del lugar a las Fuerzas Democráticas Sirias durante la ‘Operación Rama de Olivo’ que empezó en enero de 2018. Estos grupos han sido acusados de crímenes de guerra, saqueo de propiedades y pillaje desde que se asentaron a principios de año en la región del norte de Siria fronteriza con Turquía.

La población civil

Que Idlib esté gobernada por grupos integristas repercute directamente en el día a día de la población civil que no ha podido escapar. Hayat Tahrir al-Sham se define los territorios que controla como un emirato en el que la única ley es la ley islámica o sharía en su interpretación más estricta. Las mujeres no pueden salir solas a la calle, los hombres no pueden estar con mujeres que no sean sus esposas o familiares, la blasfemia se castiga con severidad… Todo un ejemplo de democracia según algunos.

“Por mucho que ciertos periodistas intenten impregnar Idlib de un rostro humano, casi siempre infantil, no hacen más que hablar de realidades que solo existen en twitter”.
—Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.

Por algunos de los secuestrados como Wasil al-Omar se han llegado a pagar suculentas cifras de hasta 300.000 dólares, que pueden reinvertirse en 150 lanzagranadas RPG de buena calidad, 300 fusiles Ak-47, 600 granadas o más de 800 granadas de mortero de 60mm; según lo que necesiten. No es casualidad que estos mismos activistas denuncien que el rescate que piden los secuestradores suele aumentar según se desarrollan las batallas y los grupos rebeldes van necesitando adquirir recursos.

Por mucho que ciertos periodistas intenten impregnar Idlib de un rostro humano, casi siempre infantil, no hacen más que hablar de realidades que solo existen en twitter.

La realidad es que la población civil no puede elegir y está sometida a un régimen confesional que quedó obsoleto en la edad media. La realidad es que sí, Idlib tiene rostro; el del terrorismo.

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