
Lo hacen a diario con otro tipo de noticias, en la cotidianidad de la vida política, social y económica. Están, existen para eso, para garantizar que la clase social dominante imponga sus criterios, pero el intento de golpe en Venezuela los vuelve retratar con mayor crudeza si cabe. Son empresas de “comunicación” al servicio de sus dueños y sus intereses capitalistas y apoyan a los suyos. No hay novedad ni sorpresa. El caso es que las personas de izquierda no acuden a las urnas a votar al PP, C´s, Vox o PSOE, no asisten a sus mitines, no van a una conferencia de Vargas Llosa ni van a El Corte Inglés a que Jiménez Losantos le firme un ejemplar de su enésimo panfleto anticomunista, sin embargo, sí le echan un vistazo a El Mundo, El País, escuchan la SER o RNE y se “informan” con la Primera y La Sexta. Tanto, que es fácil encontrarse con el argumento reaccionario de “que horrible lo de Trump en Venezuela, pero Maduro tampoco me gusta”. Exacto lo que intentaban construir desde Falsimedia con los más dudosos.