Ya lo dijo Fidel: «Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos».
Y esa confianza en lo esencial que es la juventud para sostener y hacer crecer el proyecto de país, la derrocha Susely Morfa González, miembro del Comité Central del Partido y primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Guiada por otra máxima, esta vez guevariana: «La juventud tiene que crear. Una juventud que no crea es una anomalía», cuando Susely accedió a responder las preguntas de Granma, se encontraba en medio de los preparativos para celebrar este 4 de abril y de varios intercambios con los militantes.
Entre esencias, logros y proyecciones, transcurrió el diálogo.
–Ante un nuevo aniversario de la ujc, ¿cómo valora el trabajo desplegado durante esta etapa?
–Se ha trabajado bastante y con mucha intensidad, no solo porque las dinámicas propias de la organización impulsan a estar siempre en movimiento, sino además por los reclamos del país ante numerosas tareas que demandan la presencia de los jóvenes, ya sea en el orden político e ideológico, como ha sido el caso de los procesos eleccionarios del Poder Popular o más recientemente la consulta popular de la nueva Constitución de la República y su ratificación en las urnas, por solo citar dos ejemplos de real protagonismo de los jóvenes militantes y no militantes; que en el orden económico, productivo, docente y de los servicios.
«Con respecto a estos últimos, se exhiben aportes concretos en la producción de alimentos, la zafra azucarera, las tareas de higienización y de recuperación ante el paso de fenómenos meteorológicos. A todo ello se debe sumar la labor a lo interno para fortalecer nuestras filas, aumentar el debate, el conocimiento de la historia y el enfrentamiento a la continua subversión, que busca a las nuevas generaciones como su blanco predilecto».
–¿Cuáles son las prioridades de trabajo para este año?
–El proceso del XI Congreso que está iniciando ahora constituye la principal prioridad, porque es un balance necesario y oportuno del trabajo a todos los niveles e implicará a miles de niños, adolescentes y jóvenes en todo el país.
«Otra de nuestras prioridades seguirá siendo el funcionamiento orgánico de la organización y el fortalecimiento del comité de base como lo más importante, activo, dinámico, movilizador y de vanguardia; que desde él se generen las iniciativas, las tareas de choque, el enfrentamiento a cualquier manifestación que debilite la Revolución o afecte los valores que defendemos.
«Se le dará prioridad a la defensa de nuestra ideología y valores en las redes sociales, donde tenemos que estar en la primera fila desmontando las mentiras y poniendo nuestra verdad con argumentos sólidos. Y lógicamente continuaremos atendiendo el desarrollo económico y social y la eficiencia, movilizando y participando de forma activa en todos los sectores».
–¿Cómo fluye el vínculo desde la estructura nacional con las organizaciones de base, la retroalimentación? ¿Qué es preciso perfeccionar en ese trabajo?
–Todo está relacionado con la participación y los diversos encuentros que tenemos con nuestras estructuras en la base. Se suman a ello los intercambios con los miembros de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).
«Cada mes vamos a centros de producción o ciencia, universidades, unidades militares, hospitales, comunidades. Dialogamos con cientos de muchachas y muchachos, los escuchamos y les trasladamos también nuestros mensajes.
«A esto se une que hemos venido organizando y efectuando con éxito un buen número de activos juveniles con militantes y jóvenes de casi todos los sectores importantes del país; en ellos se discute y se acuerdan soluciones y aportes concretos en materia de eficiencia, de disciplina laboral, de opciones recreativas y de cómo hacer más por el país en cada lugar.
«También participamos en los consejos de dirección de varios ministerios y de los organismos de la administración central del estado, donde llevamos las preocupaciones, planteamientos y sugerencias de los jóvenes. Todo ello sin renunciar a las vías ya consolidadas como son la reunión ordinaria de las organizaciones de base o las asambleas de estudiantes, como espacios naturales para plantear y proponer».
–¿Cómo se comporta la relación de la ujc con otras organizaciones?
–Debo decir que somos una gran familia, la ujc es respetuosa de las iniciativas y las ideas propias de las organizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles, pero es a su vez consciente de su papel como conductora política de todas ellas. Estamos en sintonía, sin antagonismos ni contradicciones. Llegamos a consensos.
«No existe una sola tarea que se enfrente en solitario, todos nos unimos para que salga bien un proceso en la feu, un evento en la feem, un festival o una competencia pioneril, una ruta histórica del Movimiento Juvenil Martiano, un congreso de la ahs, una investigación de nuestro Centro de Estudios, una exposición de las Brigadas Técnicas Juveniles o una cruzada artística de la Brigada de Instructores de Arte… En la práctica el vínculo es cotidiano y detallado, con respeto e identidad de intereses. Todo ello destaca la unidad del movimiento juvenil en torno al Partido y la Revolución.
«En relación con el Partido tenemos la enorme satisfacción de contar con su total apoyo y con su sabiduría insustituible; nos sentimos fortalecidos con su conducción, aprendemos de manera permanente de sus experiencias y disciplina. Por su prestigio y autoridad moral es la principal garantía para que nuestro trabajo salga adelante».
–¿Cuáles son hoy los principales desafíos?
–Desafíos son muchos, pero el principal es no ceder un milímetro en nuestro papel de vanguardia de la juventud cubana, de toda ella, de los niños y adolescentes. Que no sea una representación formal, que en verdad sigamos siendo esa organización querida y respetada que cada año ve ingresar a sus filas a miles de muchachas y muchachos que reciben con orgullo su carné de militantes comunistas.
«Tenemos el desafío de estar más preparados, de contar con cuadros más capacitados, de no dejar espacios sin nuestra influencia, de evitar las formalidades o el acomodamiento, de nunca autocomplacernos.
«Debilidades siempre existen, pero si se conocen y se reconocen se pueden convertir en fortalezas. Es una debilidad que un centro con jóvenes no tenga militancia, pero allí podemos crecer y lo haremos; es una debilidad que un comité de base funcione mal o lo haga con formalidad excesiva, pero tenemos métodos para revertirlo; es una debilidad que una indisciplina social o una ilegalidad se cometan donde existan militantes de la UJC que no salen al paso, pero es un combate que se gana con exigencia, con rigor, con sistematicidad; es una debilidad que en un centro el secretario general no sea un partícipe activo, pero estamos trabajando duro para que ese protagonismo sea real.
«Otras debilidades existen a nivel de la sociedad, porque si un joven asume una conducta contraria a nuestros valores eso es para nosotros una debilidad propia, que también nos toca asumir; por suerte no es la mayoría de nuestra juventud, pero nada puede sernos ajeno.
«Eso es lo que perseguimos como empeño mayor, una real motivación por el bien de Cuba, una motivación como generación por aportar, por poder decir dentro de algunos años: “yo fui un joven que puso su grano de arena para que el futuro fuera mejor, que no me quedé sentado al margen de un esfuerzo colosal de todo el pueblo”».