China está aprendiendo mucho del coronavirus. El racismo occidental, por ejemplo. Los nada escondidos deseos de Occidente de que China sucumba a la epidemia y deje de amenazar su hegemonía. Por eso no es solo el Partido Comunista quien se ha movilizado en bloque, sobre todo aportando personal sanitario que ha ido de forma voluntaria a la provincia de Hubei (con su capital, Wuhan, como epicentro), sino que es ya prácticamente todo el país quien acude a la llamada de combate al virus. Alguien lo ha denominado “una nueva guerra popular”. Y es cierto.
Domingo 23 de febrero, 8’00 horas. El distrito de Wuchang, de la ciudad de Wuhan, hace un llamamiento a sus habitantes para ayudar a los residentes que permanecen en sus casas como parte de los métodos de prevención y control epidémicos en la compra de alimentos, que ya empiezan a escasear en las viviendas. Doce horas más tarde son ya 10.179 las personas que se han ofrecido.
Un par de escenas humanas de un hospital cualquiera.
Y un gráfico oficial de la OMS y rebotado por el Instituto John Hopkins sobre lo que os decía el lunes de que China está controlando la enfermedad, aunque se extienda al resto del mundo (pinchad en el gráfico para ver la evolución por días).
Y otro vídeo de la nueva guerra popular china: los habitantes de Wuhan dándose ánimos, utilizando la misma frase que en el vídeo del lunes: “Wuhan, Jiayou” (Wuhan, sigue así, aguanta).
El Lince