
Randy Alonso Falcón.— En noviembre de 1887, José Martí escribió desde Nueva York sobre EE.UU.: «La república estadounidense, por el culto desmedido a la riqueza, ha caído, sin ninguna de las trabas de la tradición, en la desigualdad, injusticia y violencia de los países monárquicos».
Este 1ro. de mayo, en medio de la batalla mundial para enfrentar la pandemia de la COVID-19, el culto desmedido a la riqueza ha condenado a los estadounidenses más pobres a la desesperanza, la enfermedad, el hambre y en muchos casos a la muerte.
En la rica y poderosa nación del norte, unos 30 millones de trabajadores habían perdido sus empleos hasta finales de abril, de acuerdo con cifras del Departamento del Trabajo de ese país. La calificadora Goldman Sachs espera que la cantidad aumente hasta 37 millones a finales del mes de mayo.
El efecto de la pandemia global de coronavirus sobre el empleo puede ser devastador, y superará con creces cualquier crisis anterior, según informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): se pueden perder 300 millones de puestos por la enfermedad. Es la crisis más severa desde la Segunda Guerra Mundial, que terminó en 1945.
Los cierres necesarios de ciudades, de negocios, fábricas y de los colegios, las restricciones de viajes y otras medidas para contener la expansión de la COVID-19 «han tenido un repentino y drástico impacto en los trabajadores».
Este tipo de medidas afecta actualmente a 2 700 millones de personas, que representan el 81 % de la fuerza de trabajo.
Además, a nivel mundial, 2 000 millones de personas trabajan en sectores informales, las cifras de desempleo en este frente son incalculables. El nivel de riesgo y desamparo es extremadamente alto para ellos.
En España, la tasa de paro crece de 13,8 % hasta 14,4 %, con 121 000 desocupados más a causa del impacto económico de la pandemia, según la encuesta de población activa que publicó recientemente el Instituto Nacional de Estadística. El Banco de España estima, en el peor de los escenarios, que el paro alcanzaría el 21,7 % o más.
La cifra de franceses que se han acogido al paro por coronavirus llegaba a 730 000, de acuerdo con el francés Instituto Nacional de Estadística.
En América Latina, la situación para los trabajadores se agrava por momentos. Según la oit, la región de Latinoamérica y el Caribe es posible que pierda 14 millones de puestos de trabajo, mientras que en Centroamérica la cifra puede alcanzar los tres millones de empleos.
Otra de las vulnerabilidades de América Latina y el Caribe se refiere al empleo informal. Al menos 140 millones de personas trabajan en condiciones de informalidad, lo que representa el 54 % de los trabajadores. La cifra significa aproximadamente el 60 % en Colombia, el 59 % en Ecuador y el 69 % en Perú.
En Brasil, con un presidente incapaz de enfrentar la crisis, la situación se agrava por momentos. En las favelas, la situación es aún más precaria, solo el 19 % tiene un trabajo documentado y los ingresos desde el inicio de la pandemia descendieron más de un 70 %.
La Federación Única de los Trabajadores Petroleros (FUP) denunció este martes que las empresas imponen jornadas exhaustivas a los obreros. Los directores y gerentes están en cuarentena en sus hogares, al tiempo que los petroleros deben mantener la producción a cualquier costo.
Esa situación se repite en muchas empresas y negocios del país, donde los trabajadores son obligados a realizar, incluso, turnos extra con alto riesgo para la salud.
Desempleo, parálisis de la producción global, disminución del consumo, este 1ro. de mayo de 2020 fue un momento difícil para los proletarios en los países del mundo dominados por el capitalismo neoliberal.
Sin embargo, también puede ser un momento de toma de conciencia. El verdadero rostro del capitalismo y su cultura del descarte han quedado al descubierto.
Hoy más que nunca debe prevalecer el llamado de los fundadores: «¡Proletarios de todos los países, uníos!».