También murieron más de 130.500 combatientes favorables al régimen, más de la mitad de ellos soldados sirios. Entre los milicianos extranjeros destacan 1.703 miembros del movimiento chiita libanés Hezbolá, que participa en esta guerra desde 2003.
Además, el conflicto se ha cobrado la vida de 57.000 rebeldes y más de 67.500 yihadistas, sobre todo del grupo Estado Islámico (EI) y de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), exbrazo sirio de Al Qaeda. El balance da cuenta asimismo del fallecimiento de 12.500 milicianos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), compuestas esencialmente por kurdos.
Muertos, heridos y lisiados en todos los bandos
El aumento en el número de muertos este año es el menor desde que comenzó la guerra porque los combates se redujeron notablemente gracias a un alto el fuego en el noroeste del país.
En enero de 2020, el OSDH contabilizaba 380.636 muertos. El régimen de Bashar al Asad perdió buena parte del territorio a principios de la guerra, pero gracias al apoyo de Rusia e Irán ha logrado en tres años recuperar el control del 70% del país.
Además, la guerra obligó a huir a la mitad de la población existente en 2011. La ONU calcula que ha habido 6,7 millones de desplazados y 5,5 de refugiados.