Un hombre de 75 años murió ayer de un ataque al corazón en Israel dos horas después de recibir la vacuna de Pfizer contra el coronavirus, informó el Ministerio de Salud desde Tel Aviv.
Su identidad no ha trascendido, aunque se sabe que vivía en Beit She’an, al norte de Israel.
El hombre fue inoculado alrededor de las 8:30 de la mañana en una clínica de los Servicios de Salud de Clalit. Permaneció en las instalaciones, como es costumbre, durante un corto período de tiempo para asegurarse de que no tenía efectos secundarios. Cuando se sintió bien, la clínica le dio el alta.
Cuando Pfizer mostró sus informes de seguridad a la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) a principios de este mes, se supo que dos participantes del ensayo habían muerto después de recibir la vacuna. Uno de los fallecidos estaba inmunocomprometido, lo que significa que sus defensas inmunitarias eran reducidas.
En respuesta al informe de dichas muertes, la Asociación Midaat de Israel dijo que cuando se administran vacunas a poblaciones de riesgo, “puede haber casos desafortunados”. De esto no se puede inferir nada contra la seguridad de la vacuna, sino “acoger con beneplácito la transparencia requerida de las empresas farmacéuticas en el proceso de aprobación del medicamento”.
El fallecido había sufrido varios ataques al corazón en el pasado, dice el director general del Ministerio de Salud, Chezy Levy, que ha ordenado una investigación para averiguar las causas del fallecimiento.
“Compartimos el dolor de la familia. Compartimos el dolor de la familia”, dijo Levy en una declaración. El director general del Ministerio de Salud añadió que los resultados iniciales no muestran un vínculo causal directo entre la muerte del hombre y su vacunación, una afirmación que la Asociación Midaat repite: en los ensayos con decenas de miles de personas, la muerte puede ocurrir sin que ello tenga ninguna conexión con la vacuna.
“Según los datos publicados, seis de los participantes en el experimento murieron, dos de los cuales recibieron la vacuna y cuatro del grupo de control”, dijo el doctor Uri Lerner, director científico de Midaat. “Tras un examen en profundidad, no se encontró ninguna conexión entre el experimento y la causa de la muerte”.
Hasta el lunes por la noche, Israel había vacunado a 500.000 personas con la primera dosis de la vacuna de Pfizer. Actualmente, Israel está vacunando al personal médico, a las personas mayores de 60 años y a las que padecen enfermedades crónicas. Espera comenzar a vacunar a los maestros y al personal de las escuelas a finales de esta semana o la próxima.
Los posibles efectos secundarios a largo plazo de las nuevas vacunas aún no han sido verificados, ya que son experimentales. Pero las referencias a los peligros se han extendido rápidamente por las redes sociales en Israel.
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