La subjefa de departamento del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, Kim Yo Jong, hizo pública el 15 de septiembre la siguiente declaración:
Según ha trascendido, cuando el presidente surcoreano Moon Jae In presenció el lanzamiento de prueba de misil, cometió un lapsus linguae al decir que «el poder de sus misiles es suficiente para detener la ‘provocación’ del Norte de Corea».
Si es verdad lo transmitido por la prensa, sería un discurso muy ignorante por parte de un «presidente» de un «Estado».
Expresamos gran lástima por el hecho de que el «presidente» haya empleado sin titubeo la palabra «provocación», que suelen usar a su capricho sólo los reporteros.
No recurrimos a la «provocación» apuntando a alguien y escogiendo algún momento como supone la parte surcoreana, sino que libramos las actividades normales y autodefensivas para el cumplimiento de las tareas principales del primer año del Plan Quinquenal, en materia de desarrollo de las ciencias de defensa nacional y de los sistemas de armamento, orientado a implementar la resolución del Congreso del PTC.
Si lo explicamos en detalle, es igual al «plan intermedio de defensa nacional» del Sur de Corea.
Si el Sur de Corea reconoce que ese «plan» es una cosa inesperable que apunta a alguien y agrava la tensión de la Península Coreana, también consideraremos como natural el cuestionamiento de la parte sureña sobre nuestro plan y actividades correspondientes.
Sabemos bien que el actual «mandatario» surcoreano es el que suele decir más que nadie que la paz es asegurada con una fuerza poderosa.
Expresamos fuerte lástima por la actitud ilógica, habitual e ignorante que describe sus acciones similares como justas por la paz, y acusan a las nuestras como amenazantes a la paz. Y también nos vemos a obligados a sentirnos preocupados del desarrollo posterior de las relaciones íntercoreanas.
Si hasta el «presidente» se suma a la demagogia a la contraparte, se producirán inevitablemente las acciones de respuesta y, de suceder eso, los vínculos íntercoreanos se dirigirán a la ruptura total.
No esperamos eso.
Hay que tener cuidado con cada palabra y acción.
Me parece que la «guapería» de poder ganar al «Norte de Corea» es una cosa impropia de un «presidente».
ACNC