Ochenta y uno de los casos son extranjeros de seis países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Francia y Cuba, mientras el 10 por ciento de los raptos son colectivos, indicó la organización en su estudio.
Las cifras reportadas por el Cardh, representan un incremento del 25 por ciento con respecto a 2020, cuando se registraron 796 incautaciones.
Ya en octubre la organización reveló que los secuestros crecieron un 300 por ciento de julio a septiembre, en relación con el trimestre anterior, aunque advirtieron que el número total puede ser aún mayor pues muchas víctimas no denuncian por temor a represalias de los captores.
Varios sectores organizaron intensas jornadas de movilizaciones para denunciar el fenómeno, y reclamar acciones concretas contra el aumento de la inseguridad que se disparó en el país, y empeoró tras el asesinato en julio del presidente Jovenel Moïse.
Durante varios días el sector transportista y los religiosos paralizaron las actividades docentes, económicas y de la administración pública, ante el silencio del primer ministro Ariel Henry que le tomó más de una semana pronunciarse y prometer que trabajarán para restaurar la paz.
La inseguridad y la expansión de las bandas armadas empujaron a casi 20 mil personas a abandonar sus viviendas en Martissant, en la salida sur de Puerto Príncipe, y hasta la fecha solo pocos pudieron regresar a sus hogares.
En este sentido, el primer ministro Ariel Henry se comprometió con modernizar a la Policía para el próximo año, con el objetivo de combatir a las padillas.