En un intento de poner fin a su dependencia del gas y el petróleo rusos, los países europeos apuestan por otras fuentes de energía, entre ellas las renovables.
Se considera que estas fuentes son una alternativa limpia, en comparación con la energía ‘sucia’, y pueden contribuir en la protección del medioambiente. ¿Pero cuán ‘verdes’ son en realidad?
Fabricación contaminante
Uno de los problemas que los parques eólicos y paneles solares suponen para el medioambiente se hace evidente ya en la etapa de la fabricación, un proceso que resulta muy contaminante.
Es un «engaño absoluto y general» que «las energías renovables son limpias», declaró el experto en geopolítica Fernando Moragón, durante una conversación con RT el año pasado. «Son limpias cuando están funcionando, pero la fabricación de los paneles solares o de los molinos eólicos es de las más contaminantes», dijo.
Esto se debe ante todo al uso de elementos de tierras raras, continuó el analista. «Están muy mezclados y necesitan mucha energía, por tanto, más contaminación para poder separarlos», explicó.
Por su parte, el portal dedicado a la protección del medioambiente Mongabay reiteró en marzo que los avances en el ámbito de fuentes renovables se basan «en un pequeño número de ‘elementos de tecnología crítica’, o ‘TCE’ [por sus siglas en inglés], materiales raros cuya extracción, producción y eliminación están relacionadas con una miríada de problemas ambientales, que van desde el consumo de energía y agua a gran escala hasta una importante contaminación de suelo, agua y aire».
No solo la fabricación, sino también el reciclado de elementos de molinos es una cuestión de debate, ya que en su mayoría las piezas terminan en vertederos y contaminan el medioambiente, indicó el investigador Amirmohammad Rahimizadeh, de la Universidad McGill (Canadá), en un estudio publicado en 2019.
Preocupaciones de ambientalistas y ciudadanos
Además, la instalación de fuentes de energías renovables provoca a menudo el descontento por parte de las personas que viven cerca de las zonas donde se planea ubicarlas. Este rechazo tiene varios motivos y, en el caso de los parques eólicos, uno de ellos es el alto nivel de ruido que producen.
Otra desventaja de los parques eólicos y los paneles solares es que requieren mucho espacio. La ocupación de la tierra provoca la oposición de activistas en algunas regiones. Así, en junio, indígenas zapotecas del estado mexicano de Oaxaca llamaron a fortalecer la defensa de las tierras agrarias ante el riesgo de proyectos eólicos. En ese contexto, alertaron que las autoridades promovían la idea de privarlos de sus territorios y que las empresas explotaban las energías verdes para su interés propio y en perjuicio de la zona.
Al mismo tiempo, el proyecto de un parque eólico en el estado federado alemán de Hesse provocó un gran debate y demandas, porque debe ser construido en el territorio ocupado hoy por un bosque.
Según varios expertos, los parques eólicos representan también una amenaza directa para aves y murciélagos, destacando que un número significativo de animales muere tras chocar contra molinos. El problema se hace más grave si, por errores de planificación, los parques se construyen en territorios por los que pasan las rutas de migración de aves. El problema de la muerte de aves fue planteado también en un estudio publicado en 2016 por un grupo de científicos estadounidenses liderado por Todd E. Katzner, biólogo del Servicio Geológico de EE.UU. Los investigadores se enfocaron en su trabajo en casos de fatalidades de águilas doradas debido a las instalaciones de energía renovable y sus consecuencias a escala continental.
Sin embargo, también hay otras investigaciones que indican que los casos de muertes de aves por parques eólicos son menos frecuentes que por otras causas relacionadas con la actividad humana, como los choques contra edificios o coches.
Comentando los beneficios y secuelas de las energías renovables, Delfín Martín, activista medioambiental y portavoz de la plataforma de oportunidades rurales de la comarca española de Sayago, destacó que estas fuentes energéticas son necesarias. «El problema es cuando se plantean esos proyectos como una forma de conseguir beneficios económicos, dejando al margen los beneficios en la población y la economía local donde se instalan las centrales», afirmó el año pasado a RT. Desde la provincia de Zamora, una zona afectada por la despoblación, el activista reiteró que lo «más importante para nosotros, al margen de la fauna que, por supuesto, es muy importante, es el daño humano». «Si esto no trae población, no es una buena inversión», dijo, haciendo hincapié en que, si la construcción de los parques eólicos expulsa a la población, esto «no nos sirve».
Algunos estudios señalan también que los molinos eólicos pueden afectar las condiciones climáticas en sus inmediaciones. Eso ocurre porque su funcionamiento provoca que se intensifique la mezcla de calor y de vapor de agua, lo que puede tener efectos no solo en las temperaturas de la zona, sino también en las precipitaciones.