El pasado 19 de abril de 2022 el Ministro de Defensa José Luis Gavidia anunció públicamente (registro de medios peruanos ) el asombroso cierre de 40 bases militares en el VRAEM, lo que se hizo en presencia de Pedro Castillo. El Ministro dijo que este objetivo se planteaba cumplir en 2026. Y por supuesto los expertos aseguran que esta medida incrementará el crecimiento ilegal de la plantación de la hoja de coca y el narcotráfico en esa zona, con tropas de EE.UU adentro, como en Colombia esto se acrecienta, pero eso sí bajo su control.
Como se dijo ante el VRAEM abarca el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro y es una de las zonas más violentas del país dada la presencia de remanentes terroristas y el narcotráfico, así como la poca presencia del Estado, ¿Qué hay de verdad en todo esto? .
Estos supuestos remanentes de terrorismo son en estas horas, nada más y nada menos que el pueblo alzado, como sucede en los últimos días
Frente a esta situación, cuando se dio a conocer que cuarenta bases militares serían transformadas para fomentar la realización de actividades económicas legales en la zona la noticia despertó no sólo una enorme preocupación en Perú, sino entre los expertos en temas militares que se asombraron porque en esa zona es dónde más ejercicios militares contrainsurgentes y antiterroristas por parte de las tropas peruanas con las fuerzas “especiales” de Estados han realizado y siguen haciéndolo..
El gobierno de Castillo se había planteado como objetivo que antes 2026, la zona de valles del VRAEM “deje de ser zona de emergencia y se está trabajando intensamente para que estas cuarenta bases contrasubersivas que tenemos allá se conviertan en cuarenta centro de producción” dijo Gavidia en abril de este año. Aseguró además que la convulsa zona en cuestión(VRAEM) se encuentra en una etapa de consolidación, fase en la que se busca aniquilaar los remanentes terroristas y subversivos”. “Todo lo que se hace en el VRAEM y las zonas fronterizas están controladas con el apoyo de Estados Unidos, y todo lo que se hace ahí cuenta con la autorización y apoyo diplomático, militar e ideológico de Estados Unidos, advirtió también Soberón.
“En cuanto a la guerra contra la droga, tiene muy poco que ver con la reducción del consumo de droga en Estados Unidos y tampoco tiene ningún efecto sobre él. Consiste fundamentalmente en una guerra química contra los campesinos del VRAEM que destruye sus cosechas (ya lo hemos viso en el Valle de Monzón) y los expulsa de sus tierras a los suburbios de las ciudades del valle, lo cual provoca trata de personas, prostitución y otros crimines. Recogí testimonio de los campesinos y nativos del VRAEM” señala.
“El gobierno ha destrozado la vida destruyendo sus tierras con insumos químicos, obligándoles a trasladarse, muchos de sus hijos están en las cárceles de Ayacucho, Andahuaylas, Cusco y Lima. En efecto, según el censo penitenciario, la mayoría de los jóvenes internos de los penales en mención, son jóvenes, pobres, “mochileros o cargachos” de todo el territorio que rodea el VRAEM.
“La ruta de la coca está llena de jóvenes muertos. Como señala una entrevista en el diario La República (Arrieros de la Cocaina); a diferencia de los desaparecidos de la guerra interna, los habitantes del VRAEM y de las zonas aledañas no reclaman a los desaparecidos de la coca” mientras que “si la intención fuera reducir el consumo de droga en Estados Unidos, sería mucho más barato recurrir a la prevención y al tratamiento”.
“Lo mismo pasaría si la intención fuese erradicar el terrorismo. Pero no. Las medidas policiales y militares son mucho más caras y menos eficaces. Y aún más cara y menos eficaz son las operaciones militares fuera del país violando la soberanía, Y bajo estado de emergencia destruyendo los cultivos, lo cual significa una guerra química y sicológica. “Los militares “gringos” no vienen para aprender de los soldados peruanos ni para reducir el consumo de drogas ni combatir a los rezagos del terrorismo” reseña Soberón.
El no seguimiento de los acontecimientos que vive Perú desde hace años, oculta la verdadera ocupación militar de ese país, estratégicamente ubicado formando parte de la superficie marina del Océano Pacífico(Mar de Grau) y además con fronteras terrestres con Ecuador y Colombia en el norte, en el este con Brasil, sureste Bolivia y Chile. También marítimas con este último país.
De acuerdo a Soa Watch en marzo de 2018 el Comando Sur norteamericano, publicó “informaciones sobre su estrategia para nuestra región en los próximos diez años, advirtiendo sobre los principales «peligros» o «amenazas» identificadas y el modo de enfrentarlas.
En 2017 Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región con la instalación de nuevas bases en la selva peruana y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (COER).(Raúl Capote Fernández analista cubano).
“Estas bases no son sólo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y ciberguerra. Desde este punto de vista, “las Fuerzas Armadas de cada país deberían ser reentrenadas para enfrentar estas cuestiones heterogéneas y que en más de un caso son fenómenos socioeconómicos complejos” agrega el analista.
Perú es hoy junto a Colombia un país con la mayor cantidad de bases militares. También los principales puertos peruanos (Callao, Salaverry, Paita, Chimbote e Ilo), desde donde se embarca el petróleo, gas y minerales que el país exporta y la regiones de alto conflicto social y de protesta, como el Valle del Río Apurímac, Ene y otros conocidos como VRAEM.
Desde hace años la Flota de Estados Unidos usa los puertos peruanos como centro operativo en la costa del Pacífico de América del Sur, para abastecer sus navíos y para el descanso de sus tropa.
Además la decisión estratégica de volver a imponer la Doctrina Monroe, otra de las amenazas es “lo que representa la presencia comercial para nuestros valores ‘democráticos’ de China y Rusia en la región” que nunca han estado interesados en una dominación colonial en ningún lugar del mundo, pero que ofrecen inversiones, y relación comercial, en términos respetuosos, que permitían ´poner las condiciones de los acuerdos a los propios países.
Una relación no colonial evidentemente que EE.UU quiere erradicar definitivamente. Necesita asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe.
Entre bases militares y Centros de Operaciones Especiales (COER)para (supuestamente) “ atender asuntos” “humanitarios” con la presencia de miles de soldados y oficiales estadunidense controlan desde hace años la zona amazónica con bases como “Iquito y Santa Lucía “
El pasado 28 de diciembre de 2021, el Congreso de la República autorizó el ingreso de tropas militares de Estados Unidos a varias regiones del Perú por un periodo de un año. Lo sorprendente de la iniciativa es que fue aprobada y publicada de manera muy veloz por la noche. el Pleno del Congreso promulgó el día 29 la Resolución Legislativa N° 31102 y el 30 de diciembre salió publicado en el diario El Peruano, es decir, en menos de dos días.
La resolución autoriza el ingreso al territorio peruano de personal militar con armas de guerra (decenas y cientos de fusiles M4, cañones cortos, pistolas, ametralladoras, lanza granadas, morteros, fusiles tiro de alta precisión y escopetas) y ya habían llegado desde 1 de enero al 31 de diciembre de 2021 también otras tropas .
Asimismo, se autorizó al Poder Ejecutivo para que pueda modificar la ejecución de las actividades militares “cuando existan causas imprevistas”. El ingreso del personal militar de los Estados Unidos tiene por finalidad desarrollar actividades de entrenamiento con las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú (en Lima, Callao, Loreto, San Martín, Santa Lucía, Huánuco, Ucayali, Paseo, Junín, Huancavelica, Cusco, Ayacucho, lquitos, Pucusana y Apurímac).
“Cada año, al menos en tres ocasiones ingresan tropas militares al territorio peruano. Se justifica que es con fines protocolares de entrenamientos y operaciones combinadas, diurnas y nocturnas, contribuyendo a la interoperabilidad de las Fuerzas Especiales con los sistemas y la doctrina OTAN, entre ellas, el del terrorismo y la defensa ante posibles ataques contra los recursos energéticos” señalan los análisis. Desde hace años –según especialistas peruanos- Estados Unidos usa los puertos de ese país como centro operativo en la costa del Pacífico para abastecer sus navíos y para el descanso de sus tropas (Soa Watch ).
En territorio peruano tal como informa Soa Watch, han ingresado entre 2003 y 2010 un total de 87,516 militares estadounidenses; entre 2011 y 2018 ingresaron 23,122 militares estadounidenses para realizar ejercicios de entrenamiento militar en mar, tierra y en ríos; entrenamiento anti-subversivo y de inteligencia en conjunto con las fuerzas armadas y policiales.
“Lo mismo pasaría si la intención fuese erradicar el terrorismo. Pero no. Las medidas policiales y militares son mucho más caras y menos eficaces. Y aún más cara y menos eficaz son las operaciones militares fuera del país violando la soberanía, Y bajo estado de emergencia destruyendo los cultivos, lo cual significa una guerra química y sicológica. “Los militares “gringos” no vienen para aprender de los soldados peruanos ni para reducir el consumo de drogas ni combatir a los rezagos del terrorismo”, escribe Soberón
En resumen Perú paga millones de dólares a las tropas especiales de Estados Unidos, que por una parte entrenan para actuar contra el terrorismo y la subversión y por la otra para reducir los semabradíos de coca y otros, con lo cual el proyecto Especial conformado por Funcionarios del Ejecutivo, pero sobretodo, por fuerzas especiales combinadas (Perú –EE.UU) para estrategias y operaciones de “lucha contra la droga y el terrorismo”, se ha invertido anualmente alrededor de S/232 millones de dólares por 10 años consecutivos.
En 2021, los militares estadounidenses que ingresaron con armamentos de guerra, fueron subvencionados por el Estado peruano y usarán todo el aparato militar (helicópteros, vehículos, infraestructura, etc. que incluye gastos de combustible y otros) con presupuesto del Estado Peruano. Esto y mucho más está detrás de los sucesos en Perú el precio que estamos pagando es nada más y nada menos que la independencia , la soberanía y la libertad.. Es incalculable en estos momentos la cantidad de asesinados en distintas masacres , los heridos y los desaparecidos. La historia verdadera de Perú , esta también escrita en las tumbas colectivas que todavía están en el oscuro silencio de la Impunidad.
PD. Es muy larga la investigación sobre estas temáticas,que requieren en realidad un libro. Agradezco a investigadores como Raúl Capote Fernández, analista, ensayista , investigador y editor cubano. Ricardo Soberón Abogado peruano, especialista en políticas sobre Drogas y Narcotráfico., y Política Internacional. Telma Luzzani, periodista escritora e investigadora argentina autora entre otros del libro “Territorios Vigilados”, sobre bases militares de Estados Unidos, Carlos Fazio, uruguayo-mexicano periodista, escritor y analista de Política internacional.