Editorial de Unidad y Lucha, Octubre 2024
“Eppur si muove”. 1 Así lo afirmó Galileo Galilei después de abjurar de la teoría heliocéntrica ante la Santa Inquisición para salvar su vida. Desde el PCPE también lo decimos con la insatisfacción de tener que explicar una y otra vez lo evidente, pero, quede claro también, con la conciencia de no haber cejado ni un instante, en la titánica tarea de analizarlo, denunciarlo y actuar para evitarlo, tal y como le corresponde hacerlo a un partido comunista.
¿Pero de qué hablamos? Del capitalismo, de su realidad diaria, de la que, en pleno desenlace acelerado de los procesos económicos, políticos y sociales que conlleva su desarrollo histórico, sitúa a la Humanidad al borde del precipicio por el único interés de seguir sosteniendo su dominación.
Una carrera acelerada sin más objetivo que ese, el de mantener la tasa de ganancia y la supremacía (por ese orden) de una exigua minoría de capitalistas que necesitan someter a la Humanidad y al Planeta para sostener su preponderancia mundial. A la Humanidad para explotarla y al Planeta para expoliarlo; esa es la lógica de un sistema que ya hace demasiado tiempo que vive instalado en la barbarie, pero que, en su desenlace final imperialista, ya ha transitado a un episodio en el que la destrucción y el aniquilamiento irracional e ilimitado es su única forma de ser.
Y esto que, por evidente, ya cuesta muy poco explicarlo, ahora ya basta con una palabra para argumentarlo: PALESTINA.
¿Quién necesita más argumentos? ¿Acaso alguien no sabe lo que ocurre en Gaza? ¿y en el Líbano? ¿Con qué adjetivo es posible calificar magnicidios como los de Ismail Haniya o Hassan Nasrallah? ¿Cómo es posible normalizar la existencia de la entidad colonial sionista, responsable de crímenes contra la Humanidad equiparables a los cometidos por el nazismo?
Los medios de comunicación y las redes sociales al servicio y/o propiedad del capitalismo, manipulan y tergiversan sibilinamente la realidad, pero no pueden ocultarla totalmente. Ninguna burbuja es tan impermeable para que no penetren a su interior el llanto de la infancia de Gaza y los gritos desgarrados de las madres a las que el imperialismo y el sionismo les han asesinado a sus hijos.
¿Qué está pasando en esta sociedad para que tanta gente mire a otro lado?
Ya no es solo la deshumanización absolutamente inaceptable que ello presupone, y de la que no valdrá excusarse en el futuro diciendo que “yo no sabía nada”, es también el alarmante nivel de alienación e individualismo que imposibilita a una gran parte de la población interpretar la realidad conforme a sus intereses y necesidades.
Es Palestina, pero también es el precio de la vivienda y los alquileres, la carestía de los alimentos, el desmantelamiento de los servicios públicos, los salarios insuficientes, la realidad de la guerra en Europa… situaciones que, pese a lo evidente de las razones y propósitos que hay tras ellas, aún no son capaces de suscitar la ira de las masas y generar un torrente de movilización obrera y popular para enfrentarlas y derrotar a sus responsables.
¡QUE SE LEVANTE LA RAMBLA! ¡QUE EL AGUA LO ARRASTRE TODO!
Como si de una riada se tratara, así es como es necesario canalizar en un único cauce toda la furia que hay que levantar contra la dominación burguesa y su barbarie criminal.
Este sistema que ya no tiene nada positivo que ofrecer a las grandes mayorías de la población2, sin embargo, contiene en su interior la fuerza que todo lo crea y que está llamada a superarlo y dirigirse hacia la construcción de una nueva sociedad fundamentada en la fraternidad humana y no en la dictadura del capital. Avanzar hacia un mundo sin guerras, en el que se respete la soberanía de las naciones, la naturaleza no sea una mercancía más y en el que el criterio final que lo determine todo sea el beneficio colectivo y no la tasa de ganancia privada, que siempre va a parar a los mismos bolsillos, solo depende de la decisión de la clase obrera, del pueblo trabajador en su conjunto, de tomar las riendas de su futuro y, mediante una lucha constante y decidida por la defensa de sus intereses, enterrar el capitalismo.
Solo en el camino hacia el Socialismo es posible ganar la Paz y un mundo de justicia y sin explotación. Ese es el propósito que debe marcar el horizonte de todas las luchas y al que, progresivamente, es necesario comprometerlas a través de la intervención de la militancia comunista en los frentes de masas.
Pero enunciarlo no es suficiente, hace falta tejer, en lo concreto, las estructuras sociales que organicen a las masas en un propósito compartido y transformador que las convoque a un objetivo del que se sientan partícipes y beneficiarias del mismo. Es necesario que ese pulpo con piernas y sin cabeza que es el pueblo3 para la burguesía, deje de serlo y demuestre que los pulpos, además de cabeza, tienen la capacidad de organizarse y constituirse en la clase en el poder capaz de derrotar a quienes hasta ese momento eran sus amos y señores.
Asegurar siempre la presencia constante de la militancia comunista en esa tarea, es una prioridad absoluta del PCPE que se enmarca en el proyecto estratégico de desarrollo del Frente Obrero y Popular por el Socialismo. Una intervención que, desde la claridad de ideas y una correcta interpretación del nivel de conciencia de las diversas clases sociales y su subjetividad en cada momento, exige actuar conforme a un programa y siempre muy atentos a cualquier circunstancia que pueda ser la chispa que haga estallar por los aires, todos los consensos sociales que aún sostienen la estabilidad y la calma en esta sociedad crecientemente desigual e injusta, pese a la tormenta en la que se asienta el día a día de una gran parte de la clase trabajadora.
Situarnos en el objetivo de enfrentar organizadamente la lucha por la Paz y contra las consecuencias de la crisis general del capitalismo y el avance del fascismo, marca la senda que, más pronto que tarde, nos permitirá gritar a coro con las masas y con la satisfacción del trabajo bien hecho: Eppur si muove.
2 El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95%, según un informe del 23 de septiembre de 2024 elaborado por Oxfam Intermón
3 Despectiva definición del pueblo que realizó el filósofo y sacerdote burgués Marsilio Ficino (Florencia 1433-1499)