El tratado está casi listo, pero no coincidimos en dos cláusulas de las 17, sin embargo, lo más importante es que los puntos que tienen por objetivo tanto establecer la paz y las relaciones diplomáticas, fueron acordados, precisó Ovannisián este sábado al portal de noticias digital Factor.
Para celebrar un tratado de paz, prosiguió Ovannisián, se necesita voluntad política, y por parte de Armenia, esta voluntad política «fue claramente expresada».
El pasado 23 de octubre, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, declaró en la sesión del formato Brics plus, celebrada durante la XVI Cumbre del grupo en la ciudad rusa de Kazán, que el proyecto del tratado sobre el establecimiento de la paz y las relaciones entre Ereván y Bakú está acordado en el 90 por ciento.
El primer ministro detalló que el tratado incluye cláusulas sobre el reconocimiento mutuo de la integridad territorial de los dos países, la ausencia de reclamaciones territoriales mutuas, así como la obligación de no presentar reclamos de este tipo en el futuro.
Además, obliga a ambos Estados a no recurrir al uso de la fuerza y abstenerse de interferir en los asuntos internos, así como busca establecer relaciones diplomáticas y mecanismos bilaterales para cumplir con las obligaciones de este documento.
Armenia y Azerbaiyán libraron dos guerras por Nagorni Karabaj desde que ese territorio, de población mayoritariamente armenia, decidió separarse en 1988 de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
La primera, en 1992-1994, terminó con la victoria de los secesionistas; durante la segunda, en 2020, Bakú recuperó varios distritos y el dominio militar sobre el terreno.
En 2022, Bakú y Ereván, con la mediación de Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea, empezaron a debatir la firma del futuro tratado de paz.
A finales de mayo de 2023, Pashinián declaró que Armenia estaba preparada para reconocer la soberanía de Azerbaiyán en las fronteras de la época soviética, es decir incluyendo el enclave de Nagorni Karabaj.
Pese a esto, en septiembre del mismo año, Azerbaiyán lanzó una operación militar que derivó en el desarme y la autodisolución de las milicias armenias de Nagorni Karabaj y, finalmente, en el anuncio de que esa república rebelde dejaba de existir desde el 1 de enero de 2024.
El pasado 7 de diciembre, Bakú y Ereván afirmaron en una declaración conjunta que existe una oportunidad histórica para lograr la paz largamente esperada en la región del Cáucaso Sur.
Pues nada, que sigan haciendo el bobo y que Azerbaiyan les de una nueva ración de hostias.
Parece que es lo que pretenden con sus actitudes de acercamiento a «Occidente».