Capital de Cuba siempre turística cumple 505 años

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Avalada por su rica historia e innegable relevancia para la nación cubana, La Habana como epicentro del turismo para este archipiélago cumple hoy 505 años de fundada.

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Pese a los entuertos de una ciudad agobiada por problemas económicos, esta urbe llega al 16 de noviembre con renovados brillos, aunque sea en el respeto a sus tradiciones, cultura y paisajes intramuros.

 

Declarada entre las siete Ciudades Maravilla del Mundo, en su momento, La Habana justifica ese y otros muchos reconocimientos no solo por su belleza y movilidad, sino por las tradiciones de su gente, pese a los agobios.

El paisaje urbano bien conservado, gracias a la Oficina del Historiador de la Ciudad (Eusebio Leal/1942-2020) y a las serias intenciones del Ministerio de Turismo (Mintur) y otras instancias ciudadanas, permite un panorama al estilo de una Babel, con personas de todas partes.

Fundada definitivamente en 1519 a la sombra de un frondoso árbol, una Ceiba, esta ciudad devino de repente muy cosmopolita cargada de viajeros de todos lados, en busca de conocerla mejor.

Un ambiente delicioso, se respira en sus calles por donde pasean gente llegada desde cualquiera de los cinco continentes, hablando su idioma, pero compenetrándose con los capitalinos de la única manera posible: mediante la cordialidad.

Cuba, y La Habana como esencia de esencias, representa a un pueblo muy mezclado, donde las principales procedencias lo constituyen lo español y lo africano, pero también confluyen lo chino, haitiano, alemán, francés, hebreo y de otras muchas partes.

La Villa de San Cristóbal de La Habana, como realmente es su nombre, se fundó un 16 de noviembre de 1519 a orillas del Puerto Carenas, luego de que en 1515 tuviera un asentamiento inicial en la costa sur del país.

Esta primera ciudad en la zona occidental insular la definen los historiadores como un lugar de grandeza debido a sus monumentos y por una escala humana relacionada mediante sus valores patrimoniales únicos, donde se asientan cinco siglos de historia.

La bahía se conformaba en punto de reunión de toda la flota española en su viaje hacia la metrópoli llevando las riquezas de todo el hemisferio occidental, custodiadas estas flotas por barcos de guerras, bajo el constante asedio de piratas y gente de toda laya.

Visto su atractivo particular, la urbe fue invadida en 1555 por piratas y en 1762 por la flota inglesa, ante lo cual sus murallas y refugios, conservan pedazos, piedras y vestigios de mucho valor para los viajeros.

Toda su riqueza fue premiada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) al declararla Patrimonio de la Humanidad en 1982. La Habana es la capital de la República de Cuba, abarca completamente 732 kilómetros cuadrados y posee 15 municipios de los cuales nueve son totalmente urbanos, de ellos 4,5 kilómetros cuadrados pertenecen a la parte vieja, la más interesante (con 2,2 kilómetros en el eje recreativo-histórico).

Se trata del eje del turismo en Cuba, pues por sus calles se pasean más del 90 por ciento de todos los viajeros que llegan al país tanto en plan de descanso como en negocios o atención médica.

De ahí que hoy, el panorama de una urbe rejuvenecida establezca las pautas contra las fealdades, los problemas y a favor de una tradicional ciudad que a todos gusta.

Por demás, sus fortalezas, además de conservación arqueológica representan escenarios apropiados para fotografiar.

Dedicados unos escenarios a la arqueología, como La Punta, a ferias y visitas de turistas, como El Morro y La Cabaña, y otras a la gastronomía, como La Chorrera, las fortalezas habaneras constituyen punto de visita y de atractivo inigualables para quienes llegan a la capital cubana.

Se trata de escenarios con mucha historia, muy bien conservados y por lo tanto uno de los atractivos más relevantes, creados para proteger la entonces Villa de San Cristóbal de La Habana de los ataques de corsarios y piratas. Buen ejemplo lo constituye, entre otros muchos baluartes, el Castillo del Morro, que recibe a aquellos que llegan por mar a la urbe.

El Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, se posa sobre una alta roca a la entrada de la Bahía. Las obras de su construcción duraron 40 años, iniciadas en 1589 y terminadas en 1630.

Entonces, El Morro, como simplemente se le conoce, tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas, se eleva a 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos.

Y como hecho más distintivo, resultó baluarte fundamental para enfrentar en 1762 a la escuadra inglesa que se apoderó de él y desde allí propició la toma de La Habana que duró 11 meses (hasta el 6 de julio de 1763).

Los viajeros distinguen hoy día por sobre la fortaleza su torre de 10 metros, su faro marítimo, que sirvió de atalaya y tuvo varios cambios: al principio alimentado por leña, en 1819 por aceite, en 1928 con acetileno y finalmente desde 1945 con electricidad.

Por demás, los expertos también mencionan mucho al Castillo de la Real Fuerza, que comenzó su construcción en 1558 y terminaron sus obras 20 años después, en 1578. La Punta, junto con El Morro, creó un fuego cruzado contra los atacantes. Se elevó en un saliente, y duró 10 años levantarlo, para terminarlo en 1600, tres décadas antes que El Morro.

En tanto, el castillo de San Carlos de La Cabaña comenzó a erigirse en 1763 por orden de Carlos III y devino plaza de 700 metros de largo, con un polígono de 450 metros de murallas de bellas líneas.

Fortalezas soñadoras, espacios de fotografías, y escenarios conservados en el tiempo que ahora cobran un realce apropiado por los 505 años de La Habana.

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