Los trabajadores de Volkswagen en Alemania se enfrentan a una constante del sistema capitalista: las pérdidas por sobreproducción. Es por ello que la burguesía ha decidido hacer recortes, cerrar plantas y pisotear los convenios, ya que, como siempre, es el obrero quien debe pagar por los golpes que da el mercado a los parásitos que se adueñan de las empresas. Debido a que hubo notables diferencias en las negociaciones, se convocó una huelga con un llamamiento a más de 100.000 trabajadores que se han visto afectados en el país.
Volkswagen anunció una caída importante en sus ganancias, lo cual, según la lógica capitalista, requiere librarse de “exceso” de mano de obra y destinar menor cantidad de valor a los salarios. ¿Dónde está realmente el problema? En que son los trabajadores los que producen todo lo que genera beneficios a la burguesía, y por tanto es ésta la única que sobra. En su búsqueda de la máxima ganancia, los capitalistas requieren siempre producir de manera anárquica para ocupar tanto mercado como sea posible, pero la inversión cada vez mayor en máquinas para producir cada vez más rápida y eficientemente, teniendo como consecuencia una menor cantidad de mano de obra, hace que disminuya la tasa de ganancia, pues sólo pueden obtenerla del trabajo humano. No solo eso, sino que al engrosar los obreros las filas del paro y del trabajo precario, la consecuencia inevitable es una menor capacidad de compra, y si gran parte de lo que se produce no encuentra compradores, el burgués tiene pérdidas, así como las entidades financieras, todos los parásitos que invierten en la mercancía y las empresas cliente que lo compran. Se produce un efecto dominó que lleva a las crisis.
Los burgueses de la marca de automóviles se han topado con un feroz competidor en empresas de otros países como China, y ahora su objetivo es encontrar la manera de mantener su poder en el mercado y nuevas formas de colocar su mercancía para volver a ampliar ganancias. ¿Qué aporta la burguesía? Solamente dinero que saca del trabajo de la clase obrera y el plusvalor que éste genera y que el burgués se apropia. Debido a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, los burgueses no pueden centrarse solo en la actividad productiva y buscan siempre comprar acciones en otras ramas de la industria, así como al capitalismo especulativo, o putrefacto, para parasitar lo máximo procurando concentrar tanto capital como sea posible. Pero todo queda supeditado a la dinámica destructiva que lleva a las crisis y hemos explicado anteriormente, de modo que la clase obrera produce todo y los burgueses se dedican a parasitar los frutos del trabajo, a especular con ellos y, en definitiva, a jugar con nuestro sustento para obtener lucro.
Alemania, símbolo de “prosperidad” según la burguesía, queriendo implantar esa idea en el imaginario colectivo, cuenta con más de 14 millones de personas en la pobreza, y el 23% de los menores en dicha situación. Casi un millón de jubilados tienen que seguir trabajando porque las pensiones de miseria no son suficientes. El precio de la vivienda va en aumento y más de la mitad de los alemanes vive de alquiler por no poder permitirse una vivienda. Y aunque se presenta a este país como un ejemplo a seguir en la lucha contra el cambio climático, participan en la dinámica destructiva del capitalismo, ya en su fase putrefacta, y las catástrofes climáticas cuestan miles de millones al año.
La situación que ha llevado a la huelga y la situación general de Alemania no son sino el enésimo signo de que el imperialismo está en bancarrota. La clase obrera cuenta con los conocimientos y las herramientas para producir todo lo necesario para el desarrollo humano, para realizar una planificación de la economía centrándonos en nuestros intereses como clase y obteniendo toda la riqueza, pues toda la producimos. Se demuestra cada vez más que los trabajadores debemos organizarnos como clase. No se trata solamente de defender nuestros derechos actuales, sino de ampliarlos en una lucha consciente contra nuestro enemigo de clase: la burguesía. Ya es hora de que la clase obrera comience a unir sus fuerzas en un Frente Único del Pueblo en el que construyamos nuestros propios órganos de poder y nos opongamos frontalmente a los parásitos que dominan nuestras vidas. Solo comprendiendo la lucha de clases podremos luchar contra el robo de los frutos de nuestro trabajo. Solo los proletarios, sujeto revolucionario, pueden y deben librarse de la burguesía y su sistema de barbarie y miseria; de la explotación asalariada. La búsqueda del lucro por parte de una minoría criminal, que solo usa el trabajo y las necesidades para su beneficio, en detrimento de quienes lo producen todo, nos está llevando al abismo. Solo el camino que construye el socialismo se opone al imperialismo.
¡Socialismo o barbarie!
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del PCOE