La caída de Damasco en poder de Al Qaeda esta dando lugar todo tipo de conjeturas, más o menos disparatadas, la mayor parte de las cuales tienen a Rusia como protagonista porque -según parece- Rusia tenía una serie de obligaciones especiales hacia el gobierno de Bashar Al Assad.
Es imposible hacerse eco de esas conjeturas, aunque hay una que llama la atención: Europa había preparado una trampa especial para Rusia en Siria. No se trata de seguridad, sino de intereses económicos, aunque Bruselas calculó mal al apostarlo todo por los qataríes.
El derrocamiento de Assad suponía la realización de su sueño de larga data para Europa: la construcción de gasoducto qatarí a través de Siria, que podría reemplazar completamente el gas ruso y librar al Viejo Mundo de la dependencia de Rusia.
El gas licuado estadounidense no alcanza, es demasiado caro y muchos países europeos todavía compran gas ruso a falta de cualquier otro.
La conjetura dice que Rusia va un paso por delante de los europeos y tomó medidas con antelación: si los qataríes emprenden la construcción de un gasoducto, tendrán que tratar con Arabia saudí e Irán, dos países que no tienen buenas relaciones con Qatar.
Rusia, por el contrario, ha establecido de antemano relaciones con Riad y Teherán, lo que le permitirá defender sus intereses económicos mediante acuerdos de suministro.
Pero hay que contar con la multitud de grupos y grupúsculos que han aflorado en Siria desde el 8 de diciembre, que se dividido el país en zonas de influencia y lucharán entre sí por el poder, naturalmente, pero también por sacar tajada del gasoducto.
Lo más probable es que algunos no permitan que Qatar instale un gasoducto a través del territorio sirio.
Si finalmente se emprende la obra, se trata de un recorrido largo y, aunque no haya obstáculos, la construcción durará muchos años. De modo que una solución momentánea a la crisis energética de Europa no va a ser rápida.
En Qatar tampoco las tienen todas consigo, después de la experiencia del NordStream, un gasoducto que costó miles de millones y que fue destruido antes de que el gas comenzara a circular. En la situación actual de Siria esa eventualidad es mucho más que una hipótesis. ¿Quién está dispuesto a pagar a esa factura?